El ex dirigente socialista Roque López y su abogado, Andrés Tuells, se acogieron ayer a su derecho a no responder a las preguntas que les formuló ante la juez del Juzgado de Instrucción número 3, Carmen Martín, el abogado de la letrada Ascensión Joaniquet en relación a la denuncia por cohecho y prevaricación que los dos primeros presentaron contra la segunda y el juez José Espinosa cuando éste, responsable del Juzgado de Instrucción número 2, tramitaba el caso Eivissa Centre, del que se tuvo que inhibir por este motivo.
La denuncia de Tuells y López, en la que afirmaban que Joaniquet pagó una deuda de 38.000 euros de la esposa del juez para con un tercero -y que después se supo que había comprado el propio Tuells- fue archivada por el TSJ por carecer de fundamento, por lo que la abogada presentó una querella por calumnias. La Fiscalía pidió que se investigara la actuación de López y Tuells y el Juzgado ordenó que se embargaran bienes por valor de 430.000 euros a cada uno de ellos en previsión de lo que pueda pasar.
El abogado de Joaniquet, su hermano Santiago, preguntó a Tuells y López si son conscientes de que los graves delitos que imputaron a la letrada y al juez son «mentira» y representan «un temerario desprecio a la verdad», pero ninguno de los dos respondió porque, según dijeron después a la prensa, ya lo habían hecho en enero pasado a la juez.
«Quien calla, otorga»
Tras escuchar los silencios de Tuells y López a sus preguntas, Santiago Joaniquet declaró a la prensa: «Quien calla, otorga». Por su parte, informado de la afirmación de Joaniquet, Roque López recordó a los periodistas que el derecho a no declarar está recogido en la Constitución y añadió: «Como dijo Xico Tarrés [presidente del Consell d'Eivissa, imputado por el caso Eivissa Centre], el hecho de no declarar no quiere decir nada, hay que respetar la presunción de inocencia. Si ese criterio sirve para Tarrés, ¿por qué no va a servir para mí?». En enero pasado, tanto Tuells como López dijeron a la juez que actuaron de buena fe al denunciar que Espinosa y la abogada Joaniquet habían organizado un soborno y prevaricado.