Cristo empezó a escuchar rap con 11 años. Tres años después hizo sus primeras composiciones y, desde entonces, no ha parado de trabajar para intentar hacerse un hueco en este estilo musical en la isla. Cuenta con dos maquetas ya editadas (Tan sólo es el principio y Sonando real) y en la actualidad se encuentra inmerso en la promoción de su último videoclip, La vida del rapero, cuatro minutos en los que Cristo y dj Pla explican los diferentes perfiles que se pueden encontrar en quienes hacen e intentan vivir de esta música en la isla. «Existe desde el que se encierra todo el día a escribir sus temas, el más sencillo, el más chungo, hasta otro que tiene más calle, el ladrón que no es tan común pero también existe o como otro que simplemente disfruta haciendo esta música, el que hace su movida y parece no ser respetado por la gente de a pie, que se ríen de nuestras tallas, de la ropa ancha», explica dj Pla.
Estos dos amigos han tardado algo más de cuatro meses en preparar el videoclip, que han hecho con una handycam, un trípode «y mucha imaginación», precisan. «La verdad es que al principio improvisábamos mucho, pero cuando fueron pasando los días nos preparábamos más los planos, por ejemplo», explica Cristo. Ambos han contado con la ayuda además de Abigore, Versátil y Oche, que han colaborado en la grabación del videoclip. También han tenido soporte de EZK8 y la plataforma Ibiza Hip Hop, que se encarga de promocionar este videoclip en su web (se puede ver en las redes sociales Facebook, Tuenti y Youtube)
Durante los cuatro minutos que dura el videoclip se pueden ver diferentes localizaciones de Vila y otros municipios en los que se distinguen también graffitis «calles más chungas y otros barrios que son más normales», puntualizan estos amigos, quienes añaden: «Ya hicimos la prueba piloto para intentar ver cómo sería este videoclip. Al final creemos que ha salido bien. Hay gente que nos dice que se nota mucho cambio entre el primero y éste y hay también detractores».
Dj Pla y Cristo son el vivo ejemplo de que el rap es algo más que letras contundentes de la calle, pues ambos colaboran con el proyecto Dance4life para concienciar a los jóvenes sobre la importancia de usar el preservativo como método de prevención del VIH y el sida: «Nos lo propusieron desde Dance4life y la verdad es que nos pareció muy buena idea; damos charlas por los institutos».