Cuando en uno de los momentos de la misa que se estaba celebrando en la Residencia de Cas Serres se escucha aquello de... «En los pueblos de mi Andalucía, los campanilleros por la madrugá, me despiertan con sus campanillas, y con sus guitarras me hacen llorar»... el medio centenar de personas mayores allí presentes se emocionan.
Los culpables de esto son las magníficas voces de la veintena de miembros del Coro de la Casa Cultural Andaluza, que acudieron ayer por la tarde a esta residencia para animar a todos los allí congregados. Algo que según su presidenta, Teresa Castro, «es muy gratificante y más en estas fechas, en las que parece que más apetece hacer cosas por los demás».
No en vano, no es la primera actuación que hacen y cada vez les gusta más, porque como afirma Teresa, «nos esperan súpercontentos y eso es una gran alegría para todos».
Algo que se refleja en la gran cantidad de aplausos que recibieron tras cada tonada y que obligó a parar en ocasiones la misa ante el desasosiego del cura. Sea como sea, volvió la magia de la Navidad al poder recordar una vida que «en algunos momentos fue, cuanto menos, algo mejor».