El polígono de Montecristo cuenta ya con una deixalleria en la que particulares y empresas de la isla pueden verter toda clase de residuos: desde vidrio común, papel y plástico, hasta madera, poda, aceites minerales, ruinas, vidrios planos y objetos voluminosos.
Precisamente, Montecristo es una zona industrial con una gran problemática de vertidos ilegales (sobre todo de materiales de obra) que en 2010 se tradujeron en 75 expedientes abiertos mientras que en 2009 las sanciones alcanzaron el centenar.
La nueva instalación fue inaugurada ayer por el conseller de Medi Ambient, Albert Prats, y por el alcalde de Sant Antoni, José Sala, debido a que se trata de una de las seis deixallerias de la isla que financió el Consell con aportaciones de fondos europeos, y que gestionarán todos los ayuntamientos de forma mancomunada [ver apunte]. Según Sala, aunque «se ha mejorado bastante la situación de los vertidos, lo que ha ocurrido en Montecristo durante un tiempo es vergonzoso». «Vaciaban camiones en medio de la calle asfaltada», recordó el alcalde, que espera que la nueva planta de reciclaje «sirva para paliar» esta situación aunque desconfió de que pueda evitar la conducta de «los incívicos». «Hay un control casi permanente de la policía, los empresarios constituyeron una asociación administrativa que funciona de forma bastante intensa y se está hablando de reducir los accesos, de manera que haya una sola entrada y una salida para que el control sea mayor», agregó el alcalde.
Costes para empresas
Por otra parte, Sala explicó que la apertura de la nueva instalación viene acompañada por la entrada en vigor de la nueva ordenanza fiscal «que tiene como objetivo principal discriminar el usuario particular del usuario profesional». La norma establece el coste que se aplicará a los materiales, de los que quedan exentos «el papel, el vidrio y el plástico». Así, por ejemplo, se permitirá dejar madera de forma gratuita hasta los 100 kilos por año, aunque una vez se supere esta cantidad se deberá pagar 109 euros por tonelada.
La deixalleria de Montecristo es la segunda que inaugura Sant Antoni después de poner en marcha la primera de la isla el pasado verano en ses Païsses, una planta que desde entonces ha recogido 800 toneladas de residuos y ha tenido 4.00 usuarios. Según recordó Prats, ya funcionan las otras dos deixallerias de Sant Josep aunque aún faltan las dos de Santa Eulària para completar la apertura de todas las instalaciones previstas.
El conseller destacó que la puesta en marcha de las deixallerias «es un ejemplo de colaboración entre todas las instituciones de la isla» debido a que, «aunque la iniciativa fue del Consell», los ayuntamientos colaboran con la cesión de los terrenos y de la gestión, ahora en solitario, y en conjunto cuando se mancomune el servicio.
Cada deixalleria ha tenido un coste de instalación de 350.000 euros.
Sin «barreras» municipales para usar las instalaciones
Tanto Sant Antoni como Sant Josep han puesto en marcha sus dos deixallerias hasta que se termine de mancomunar el servicio entre todos los ayuntamientos. Esto significa que, aunque las instalaciones estén ubicadas en Santa Eulària, Sant Antoni y Sant Josep, todos los ciudadanos y empresas de la isla podrán acceder a cualquiera de ellas debido a que el servicio será gestionado y pagado por los cinco ayuntamientos, por lo que, según Albert Prats, no habrá «barreras» municipales para el uso del servicio. Aunque «quedan meses para este escenario», según indicó el conseller, Sant Antoni y Sant Josep iniciaron el funcionamiento de las instalaciones, una decisión por la que no ha optado Santa Eulària, que prefiere esperar a que se mancomune el servicio. El motivo, explicaron desde la Villa del Río, se debe a «no tener que cambiar la forma de gestión» una vez concluya el trámite. En este sentido, desde Santa Eulària recordaron que cuentan con un Punt Verd en Can Llauradó. Cabe destacar que Sant Antoni ha decidido combinar los horarios para ajustar los costes entre las dos deixallerias. De esta forma, una abrirá por la mañana (Ses Païsses) y por la tarde (Montecristo), de 15,00 a 19,00 horas de martes a sábados. La gestión de ambas cuesta a Sant Antoni más de 50.000 euros, por lo que Sala espera «reducir costes» cuando se conforme la mancomunidad.