Todos los años, el 17 de marzo una marea verde inunda el mundo. No se trata de algo contaminante ni nada por el estilo, sino algo más divertido: la celebración del día de San Patricio, patrón de Irlanda.
Eivissa no podía ser menos y más teniendo en cuenta que la población británica es la más extendida entre los inmigrantes de la Isla. Muchos de ellos son irlandeses y ayer decidieron salir a las calles ataviados con sombreros, disfraces, prendas de color verde y, sobre todo, muchas ganas de pasárselo muy bien para celebrar su día grande.
Uno de los lugares de encuentro fue, durante toda la tarde y hasta la madrugada, el pub The Ship Inn de Sant Antoni. La fiesta realmente comenzó a eso de las tres de la tarde, momento en el que empezaron a llegar irlandeses de todos los lugares de la Isla dispuestos a encontrarse con sus compatriotas, y convertir el lugar en un pequeño Dublín al ritmo de la música en directo de The Melody Makers.
Así, hubo un momento en el que incluso encontrar alguien que hablara medianamente bien el castellano o el catalán fue una tarea sumamente complicada, aunque como decía Daren, unos de los visitantes, «en torno a una cerveza y a una buena música todos somos amigos».
Precisamente, esta bebida fue una de las grandes protagonistas, ya que durante toda la celebración sólo se sirvió la tradicional cerveza negra Guinness, uno de los símbolos de Irlanda. Pero eso sí, servida, como afirmaba Ritchie, «algo fría, y tras dejarse reposar entre 1 min y 90 segundos», porque, como afirmaban muchos de los irlandeses presentes, «las cosas buenas les llegan a aquellos que aguardan».