Ensaimada o sobrasada de Mallorca, queso de Maó y, ahora también, flaó de Eivissa. La ausencia de este dulce típico ibicenco en algunas ferias y eventos en los que se promocionan productos gastronómicos de Balears ha llegado a su fin.
A partir de ahora, el Govern balear tendrá que sentar a su mesa el flaó que se produce en la isla, incluyéndolo en la lista de productos a promocionar. Un «derecho propio» logrado a través del sello de la marca de garantía, propiedad del Consell d'Eivissa, pero cuyo logro recae por completo en la Asociación de Panaderos y Pasteleros de Pimeef, que desde hace siete años persigue distinguir este producto para poder darlo a conocer entre lo más destacado de la gastronomía balear.
El presidente de la asociación pasteleros, Gonzalo González, explicó ayer que el reconocimiento tiene como contrapartida una serie de requisitos que los productores deben cumplir para contar con este sello de calidad.
Según detalló, el nuevo reglamento, surgido de un estudio sensorial desarrollado por las Universitat de les Illes Balears (UIB), les obliga a utilizar, por ejemplo, queso natural, dejando de lado las variaciones, como puede ser, la utilización del queso crema. «Utilizar hierbabuena, aromatizar con canela o con rayadura de limón. En fin, tenemos que hacer la receta básica de toda la vida», indicó González, que destacó que el objetivo principal de este sello es darle «promoción exterior» para comercializarlo fuera de la isla, ya que el flaó «tiene un tiempo de caducidad de una semana», agregó.
Asimismo, el presidente de la asociación indicó que se comercializará con los envases propios de cada productor, que formarán parte de la marca si llevan el sello de garantía que los distingue.
La presentación de la marca tuvo lugar ayer en un restaurante de Santa Gertrudis y contó con una introducción del religioso e historiador Francesc Torres Peters, que relató la historia del flaó.
Según Torres, «el flaó de Eivissa es una reliquia, un fósil viviente de un dulce que en el siglo XV que ya se hacía en mucho lugares y que se servía, incluso, en la mesa de los reyes». «Con toda probabilidad llegó a la isla con los catalanes en el siglo XIII y, de hecho, en el siglo XIV se encuentra en algún recetario», concluyó.