El incendio de Sant Joan es un desastre medioambiental mayúsculo por la importante extensión afectada y por el valor del bosque que se ha quemado. Así lo asegura el biólogo y técnico del Consell Jaume Estarellas, que indica que en Eivissa hay dos grandes masas forestales de importante valor, una es la de la Serra Grossa de Sant Josep y otra es la Serra de Malacosta, que es la que se ha destruido con este fuego.
Pero el impacto no solo es a nivel forestal, también afecta a fauna y flora de altísimo valor, como por ejemplo al halcón peregrino, al halcón de eleonora (falcó marí) o a plantas únicas en el mundo. Según explica Estarellas, el problema de que el fuego haya llegado a la costa es precisamente la afección a estas aves, ya que en la zona hay varias parejas reproductoras de halcón peregrino y una pequeña colonia de halcón de eleonora entre la zona de Cala d'en Serra y el Port de ses Caletes que pueden haber resultado perjudicadas.
Además, en este tramo litoral también hay dos endemismos muy importantes, especies que solo se pueden encontrar en esta parte del mundo. Se trata de la genista de Eivissa y de la Silene de Ifach. Esta última planta solo se encuentra en lugares muy escogidos de Alicante y Eivissa.
Jinetas y aves
Los bosques de esta zona eran donde había más parejas del gato salvaje conocido como jineta (geneta). «Seguro que han sufrido mucho el incendio», remarcó el biólogo, que señala que hay otras aves como el carbonero común, el papamoscas gris, el piquituerto, la tórtola común y la perdiz que también han sufrido. Una de las que más es la paloma torcaz, que es un animal de bosque. Los que no han resultado tan afectados son los conejos, ya que «no se suelen meter dentro del bosque», remarcó.
En cuanto a vegetación también hay que destacar que algunos de los parajes quemados eran bosques que tenían 50 años. «Había pinar maduro y sabinas, que son las que sufren más porque el pino crece luego más rápido, pero las sabinas son mucho más lentas y para volver a tener algunas tan grandes como las que había pasarán muchos años», explicó Estarellas, que indicó que esta mayor riqueza se daba sobre todo en valles con bosques muy estructurados y en zonas que no habían sido quemadas por anteriores incendios, como los que afectaron a Morna en años pasados.
Estarellas advierte de que el fuego se ha producido en una época «muy mala» primero porque es época de nidificación de aves. «Ha cogido justo en la mitad o el final de la reproducción y esto es un imapcto que sobredimensiona el impacto sobre la avifauna», dice el biólogo, que explica también que si el incendio hubiera sido al final del verano algunos árboles que han quedado afectados podrían haber revivido. Sin embargo, al empezar ahora el verano, esto será prácticamente imposible porque sufrirán el «estrés hídrico» típico de este momento del año.
Estos dos factores hacen que las consecuencias sean todavía más graves.
El problema del abandono del campo
Jaume Estarellas explicó que el fuego se propagó de forma rapidísima por la sequía y el viento del sur, que arrasaron un sistema forestal con mucha continuidad debido al abandono de los campos de cultivo. «No hay discontinuidad como antiguamente y esto hace que la propagación sea muy rápida y la extinción muy dificultosa; bastante se ha hecho con las condiciones que había, porque en un día prácticamente se quemaron mil hectáreas», remarcó Estarellas, que destacó que se ha logrado salvar la parte de levante de la Serra de Malacosta.
Casi toda la zona afectada está declarada como Àrea Natural de Especial Interés (ANEI) y parte de la costa también es Lugar de Interés Comunitario (LIC), lo que también es demostrativo de sus elevados valores naturales.