La Comisión Europea ha levantado este miércoles la alerta sanitaria sobre los pepinos españoles procedentes de España que había establecido el pasado jueves por una posible relación causa-efecto entre varias partidas de pepinos procedentes de Andalucía y el brote de E.coli registrado en el norte de Alemania.
La Comisión ha levantado de forma oficial esta alerta tras mantener una conversación telefónica la tarde de este miércoles entre la ministra de Sanidad, Política Social e Igualdad, Leire Pajín, y el Comisario de Salud y Política de Consumidores, John Dalli.
Alemania defiende su gestión
Por su parte, Alemania cerró hoy filas en defensa de la gestión política de la llamada «crisis del pepino» con España, después de que ayer rectificara sus acusaciones sobre las hortalizas españolas, mientras la investigación sigue sin hallar el origen del brote de «E. coli» que ha provocado ya 16 muertes.
La ministra alemana de Agricultura y Defensa del Consumidor, Ilse Aigner, justificó la actuación de las autoridades de Hamburgo, la ciudad que acumula la mayoría de los casos y que acusó primero de ello a la agricultura española, argumentando que efectivamente los pepinos analizados contenían bacterias de riesgo.
«Hamburgo había encontrado un agente patógeno en los pepinos procedentes de España y por eso alertó públicamente», afirmó la ministra en una comparecencia de prensa previa a una reunión de la comisión de Agricultura y Defensa del Consumidor del Parlamento federal (Bundestag).
Aigner siguió la argumentación esbozada ayer por la titular de Sanidad de Hamburgo, la senadora Cornelia Prüfer-Storcks, quien indicó que en dos de los pepinos españoles del mercado central de la ciudad-estado se había detectado «E. coli», aunque luego se demostró que no era la agresiva variante responsable del brote, la «O104».
Prüfer-Storcks, por su parte, reiteró hoy la pertinencia de su controvertida actuación de la semana pasada, al asegurar que «la advertencia no fue precipitada» y que era su responsabilidad informar a la opinión pública y a los organismos competentes a nivel federal y europeo.
«Estos pepinos tenían que ser sacados del mercado y, si allí se siguen produciendo pepinos que contienen 'E.coli', entonces el Estado español tendrá que actuar», afirmó.
A continuación agregó a la defensiva: «si yo fuera ministra de Agricultura en España trataría de averiguar cómo ha llegado la 'E. coli' a pepinos españoles».
Tanto Aigner como Prüfer-Storcks recalcaron, asimismo, que la alerta emitida por el Instituto virológico Robert Koch de Berlín contra el consumo de pepinos, lechugas y tomates crudos, independientemente de su procedencia, sigue vigente y está plenamente justificada.
La ministra federal no quiso ahondar en las pérdidas multimillonarias que ha supuesto esta medida tanto en España como en Alemania.
Caída de las ventas
El sindicato agrario Unió de Pagesos calcula que las ventas de pepino han caído un 80 % en Mallorca por la llamada «crisis del pepino» derivada de una falsa acusación de las autoridades alemanas sobre las hortalizas andaluzas como origen de una infección de bacteria «E.coli».
La organización sindical ha subrayado en un comunicado que las producciones hortícolas mallorquinas están «plenamente garantizadas sanitariamente» y los pepinos en su mayoría se producen en el sistema de agricultura integrada, pero aun así se ha producido una fuerte caída en las ventas y «una bajada en el precio pagado a los agricultores del 50 %».
El sindicato ha asegurado que «se ha actuado de forma irresponsable y se debe rectificar» y ha reclamado que se acometa una campaña informativa que restablezca la confianza de los consumidores en los productos hortícolas después de que la crisis ha producido una caída del consumo interno en España del 25 % según el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino.
Unió de Pagesos señala que si bien las pérdidas se calculan en 200 millones de euros semanales en todo el país, con 70.000 puestos de trabajo en peligro solo en las zonas exportadoras de Andalucía, «los daños económicos en Mallorca también son importantes».
En opinión del sindicato, aunque la crisis es europea y su tratamiento debe ser europeo, «el comportamiento responsable de los consumidores isleños es importante para hacer que esta absurda crisis no provoque más perjuicios a los agricultores y comerciantes».
«Las producciones hortícolas son alimentos frescos que se deben consumir en su momento. Paralizar el consumo y comercialización normal de la horticultura en plena campaña tiene unos efectos desastrosos», señala la nota del sindicato.
Unió de Pagesos ha lamentado «el comportamiento de las autoridades responsables de Hamburgo y Alemania que han difundido informaciones no probadas, causando perjuicios graves a familias y empresas» y ha calificado de «sorprendentes» la «confusión y falta de rigor» que se han dado en esta crisis.
El sindicato advierte de que la responsabilidad no se limita a las autoridades alemanas «ya que la Comisión Europea ha sido incapaz de coordinar la crisis e impedir actuaciones arbitrarias como han sido las prohibiciones de comercializar productos hortícolas españoles en determinados países, infringiendo la normativa comunitaria».
«Los agricultores, como casi siempre, se han llevado una bofetada injusta», critica Unió de Pagesos, que se pregunta cómo se van a recuperar tanto los cientos de millones de pérdidas como los daños a la imagen comercial de la horticultura española. «Los pepinos son inocentes, pero el daño ya está hecho», recoge la nota.
Unió de Pagesos de Mallorca ha pedido a la Comisión Europea y a las autoridades sanitarias alemanas que culminen las investigaciones para llegar al fondo de la cuestión y conocer las causas reales de este brote infeccioso, «para tranquilidad de los consumidores y para no perjudicar más los agricultores».
En opinión del sindicato, además de una campaña informativa para que los mercado recuperen la confianza, es necesario reclamar indemnizaciones a la UE «por los cuantiosos daños económicos causados».