Sus padres empezaron a hacer muñequitas payesas que son ambientadores cuando llegaron a Eivissa, en los años 80. Desde entonces siempre han mantenido con mucho cariño esta profesión tan tradicional, y original, viviendo en todos estos años algunos altibajos. «Hace cuatro años dejamos de hacerlas, pero hace dos falleció mi madre. Entonces decidimos continuar con este legado tan bonito, que los ha mantenido a ellos y a nosotras, sus dos hijas», explicó Eugenia Spina, que en verano vende estas muñecas tan especiales cien por cien ibicencas en el mercado nocturno de Las Dalias los lunes y martes, mientras que en invierno tiene un puesto en el mismo lugar todos los sábados.
Eugenia y su padre Neldo elaboran estas simpáticas payesas casi todos los días con precisión y sobre todo mucha paciencia. Para ello compran las telas en Can Escandell, cosen, moldean y pintan las caras de las payesas que, debajo de su falda, tienen flores de lavanda que sirven de ambientador para casa o bien para el coche.
El primer paso consiste en dar forma a las telas que, con los dedos de Eugenia y su máquina de coser, se convierten en pocos minutos en las enaguas de la falda, la camisa y el pañuelo de la cabeza. Mientras ella cose a máquina las enaguas, Neldo empieza a dar forma a la arcilla que más tarde será la cabeza de alguna muñeca. «Después de hacerlas, las llevamos a Toni Frígola para que las cueza, de esta manera si se caen no se rompen», cuenta Eugenia.
Con las telas ya cortadas y las caras pintadas, el siguiente paso es 'vestir' a la payesa en sí, un trozo de gomaespuma al que le han dado forma de cuerpo de mujer. Viendo el proceso de creación, Eugenia y Neldo hacen con tanto cuidado su trabajo que parecen vestir realmente a una mujer payesa. «En los años 80 las vendíamos mucho en el puerto, pero llegó el turismo de discotecas, más hacia mediados y finales de los 90 y el tipo de turista cambió», explicó Neldo.
Estas Muñecas de Ibiza se pueden encontrar en el mercado de Las Dalias