Los vecinos más pequeños del barrio de sa Capelleta de Vila vivieron ayer una de sus tardes más terroríficas. El habitualmente tranquilo y sosegado local de la asociación de vecinos se convirtió por unas horas en un espeluznante túnel del terror decorado con gigantescas telas de araña, esqueletos, calabazas tuneadas y cadávericos personajes que dejaron con el susto en el cuerpo a más de un niño.
En la puerta del túnel, del que salía un espeso humo blanco, había un señor-esqueleto que regulaba la entrada y animaba a los pequeños a entrar. Algunos no lo tenían muy claro. «¿Está oscuro?, ¿da miedo?», preguntaba más de uno temeroso. Las niñas que ya habían entrado los inducían a aventurarse, aunque una confesó que había pasado la mayor parte del tiempo con los ojos cerrados. Otra había perdido los cuernos de diablilla que portaba sobre su cabeza con las prisas de salir de la tenebrosa cueva.
Dentro del túnel gritos desgarradores, manos ensangrentadas colgando del techo, zombies encarcelados y personajes oscuros con cuchillos atravesando el cráneo. Quizás el momento de mayor pánico se daba cuando un muerto viviente agarraba de los pies al visitante.
Muchos pequeños ataviados con disfraz aterrador se acercaron hasta allí, también para disfrutar del espectáculo que ofreció Amapola. Entre los disfraces, un poco de todo. Muchas brujas y máscaras de zombies, algún ninja con cara de muerto y mariposas y oscuros diablillos