El micólogo Jaume Espinosa es uno de los mayores referentes cuando hay que hablar de setas en Eivissa. No en vano hace 16 años decidió abandonar su trabajo de farmacéutico en Madrid para venir a la Isla y dedicarse enteramente al mundo de la micología junto con Toni Serra, Miquel Vericart, Josep Siquiert o Joan Carles Salom.
Por eso cuando comienza la temporada no es extraño verle caminar mirando al suelo en busca de cualquier ejemplar y verle alegrarse sobre manera cuando, entre el pequeño jardín botánico del Centre d'interpretació Es Amunts, encuentra un ejemplar de seta barbuda o Coprinus comatus.
«Esta especie, en catalán es conocida como bolet de tinta y aparece en los bordes de los caminos y en tierra removida y lo que es extraño es que muy poca gente de Eivissa sabe que es comestible», afirma con el buen humor que siempre le acompaña. Por todo esto, con una gran sonrisa afirma que esta temporada puede ser muy buena «aunque tampoco hay que fiarse al cien por cien ya se sabe que luego vienen unos vientos y unas heladas y todo se puede venir todo abajo».
Pebrassos
Sin embargo sobre el pebrassos, «la seta preferida por todos los ibicencos y sobre la que me pregunta todo el mundo, he de decir que puede ser un poco escaso este año». Algo que, según Espinosa, se debe fundamentalmente a que «este verano no ha habido muchas precipitaciones y sobre todo porque cada vez hay más gente que sale a los bosques a buscarlas lo que supone un grave contratiempo para su supervivencia».
A esto se une el grave problema que han originado los fuertes incendios de los dos últimos años. Al recordarlo Espinosa cambia su permanente sonrisa, sobre todo cuando afirma que «en la zona de Benirràs y en algunas de Sant Joan tardaremos aún muchos años en poder encontrar pebrassos».
Sin embargo el micólogo madrileño afirma que «nunca hay mal que por bien no venga ya que en las zonas dañadas hemos encontrado una serie de hongos pirófilos que aunque la gente no lo sabe también son muy demandados gastronómicas».
En este sentido Espinosa afirma que, tras hacer un estudio de lo que se quemó, «nos hemos dado cuenta que en la zona de Benirràs ha crecido la morchella, también conocida como la colmenilla o la mirgula en Catalunya, y que se puede importar por unos 300 euros el kilo».
Setas mortales
Eso sí, Espinosa advierte que, como todos los años, hay que tener cuidado con lo que se recolecta. En este sentido el madrileño llama la atención sobre la lepiota josserandii, y la lepiota bruneoincarnata, que «unas setas de tamaño muy pequeño, de un color que va del perla a un rojizo y que crecen en los bosques pitiusos, ya que pueden ser mortales si se consumen los mismos gramos que los kilos de peso que tengas».
Incluso, este experto micólogo advierte que hay que tener mucho cuidado con estas setas porque «según un estudio que del Hospital de Vall d'Hebron de Barcelona tienen una mayor concentración de veneno que la famosa amanita muscaria, provocando si no muertes problemas graves en el hígado».
Por eso Jaume Espinosa aconseja a todos los usuarios que «guarden dos o tres ejemplares de lo que hayan recolectado para que, en el caso de que haya algún problema, los expertos sepan de que seta se trata»y que lleven a cabo tres identificaciones, «una cuando se recoge de los bosques o los caminos, la segunda en casa mediante el ordenador o mediante libros, y la tercera y definitiva antes de echarla en la sartén».