José Pedrido lleva más de 25 años afiliado al sindicato UGT y en la actualidad es miembro de la federación de Hostelería y Comercio de esta formación. En la huelga general del jueves fue uno de los participantes más activos en el piquete informativo que recorrió Vila, hecho que le llevó a ser protagonista en varias de las imágenes que retrataron la jornada de huelga general en los medios de comunicación. Eso sí, siempre con megáfono y octavillas en las manos.
—¿En cuántas huelgas generales ha participado?
—No llevo la cuenta, pero creo que en todas las que se han convocado hasta el momento.
—¿Qué es lo más complicado en participar en un piquete informativo?
—Aguantar los desplantes y desafíos de los dueños de los establecimientos e incluso también de algunos trabajadores.
—¿Algún incidente a destacar en la jornada de huelga del jueves?
—Ya contamos con que hay situaciones que se pueden producir. Hubo alguna sorpresa, especialmente en el Mercat Nou. Cuando nos íbamos había gente sentada y un señor nos hizo un gesto dándose una palmadita en la cara como diciendo que somos unos caraduras. Íbamos a bajar por la escalera, pero como vimos ese gesto del señor, pues nos acercamos. Le dije que si había algún caradura era él y el señor me contestó que yo era un hijo de puta. Yo sabía que no iba a llegar a las manos porque aunque estaba caliente era un calor autocontrolado, pero me picó igual. Independientemente de lo que pensara ese señor podía haber hecho ese mismo comentario cuando nos hubiéramos ido por una cuestión de respeto, sólo por el volumen de gente que estábamos allí en el piquete informativo.
—¿Hay mucha gente que falta el respeto al piquete informativo?
—Hay actitudes desafiantes. Por ejemplo, pasamos por delante de una pastalería y los propietarios se pusieron delante como si fueran guardias de las discotecas, pero los trabajadores estaban trabajando dentro. Esa actitud, a los que estamos fuera, nos parece desafiante. Menos mal que las personas, dentro de lo que cabe, tenemos autocontrol.
—¿Cuál es la peor situación a la que se ha enfrentado informando sobre una huelga general?
—Fue hace más de 20 años en una zona hotelera de Platja d'en Bossa. Salió un señor con una pistola, nos amenazó y hasta disparó al aire para amedrentrarnos. Por aquel entonces tendría 26 o 27 años, no estaba tan metido en la vida sindicalista como ahora.
—¿Ese hecho le desanimó?
—Al contrario, me dio más fuerza porque el sentimiento sindical es el sentimiento de justicia, de defender a los débiles y a uno mismo.
—¿Siempre participa con megáfono?
—Unas veces más y otras menos, pero el megáfono siempre es importante en un piquete informativo. Al día siguiente tienes la voz ‘cascadilla', pero se lleva bien.
—¿Se prepara algún texto?
—No. Por el megáfono salen los sentimientos y mucho sentido de la razón.