La feria Eivissa Medieval echó ayer el cierre a la edición de este 2012 bajo un intenso calor que no desanimó a los muchos turistas y residentes en la Isla que quisieron aprovechar hasta los últimos minutos de ella.
Sin embargo, el numeroso público que ha acudido a pasear por las calles del mercado durante este año no ha repercutido en mayores ingresos para los dueños de los 180 puestos instalados a lo largo de la feria. «Este año ha ido muy tranquilo en cuanto a ventas y es que la gente mira y pasea de aquí para allá pero luego a la hora de comprar se lo piensa mucho más», explicaba Aida, dueña de un puesto de jabones y cremas, mientras comentaba la anécdota de que una turista intentó comerse su crema de manos pensando que era miel.
De igual manera también se expresaban Alba y Mauricio. «Es nuestro segundo año en la feria y nosotros hemos notado menos turistas extranjeros, sobre todo alemanes, y eso nos ha perjudicado porque les encanta el cuero». Y mientras, a escasos metros, Anais, en su primera presencia en la Eivissa Medieval, también lamentaba que «a pesar de haber traído muchos productos lo que más me ha comprado la gente son pulseras y abalorios porque es lo más barato».
Por su parte, entre los puestos de comida también se ha notado la crisis. José Ignacio, en su puesto de embutido, quesos y bacalao gigante de los mares del Norte, y Nieves, con sus conservas y anchoas de Santoña, aseguraban que no han vendido tanto como se esperaban.
Sin embargo, ambos aseguraban que si pueden repetirán el año que viene porque, como aseguraba la vendedora cántabra, «he estado muy a gusto durante los cuatro días, la organización de la feria ha estado muy bien, el público de Eivissa es muy agradecido siempre con una sonrisa en la boca y, sobre todo, porque tienen muy bien educados a los niños para que por cada cosa que les ofrecemos nos den las gracias».