Durante las últimas semanas, Eivissa y Formentera se ven sumergidas en el debate sobre la futura remodelación del puerto de Vila, en concreto con la fase que concierne a la fachada marítima de Eivissa. Una discusión que lleva más de media década coleando y que, a pesar de existir un plan director del puerto de Eivissa y un acuerdo unánime de todos los grupos municipales del Consistorio de Vila, ahora se ha vuelto a avivar.
En el Plan Director de Infraestructuras del puerto de Eivissa, aprobado en 2006, se establece que el factor desencadenante de la nueva ordenación «ha sido, sin duda, la operación de los buques mixtos de cabotaje en la zona de la Marina y la difícil compatibilidad de estos tráficos con el entorno urbano». En este sentido, el documento menciona la poca capacidad en el acceso terrestre, la escasa superficie operativa, la presencia ciudadana en las áreas de mercancías y, en general, «la creciente incomodidad para desarrollar la actividad y posible riesgo para las personas». Asimismo también destaca el aumento de la presión sobre la zona de servicio y la actividad portuaria que se suma a «un importante desarrollo de la fachada marítima y de los usos comerciales y de ocio».
El plan director
En la propuesta que se contempla en el Plan Director, documento que debería ser seguido para continuar con la remodelación del puerto, se establece que los tráficos puros de pasajeros a Formentera «se localizarían en el testero del contramuelle, previa construcción de dos pantalanes de 60 metros y en el contramuelle de Levante, utilizando una nueva estación marítima y demoliendo la que existe actualmente en la zona». En cuanto a los tráficos mixtos de Formentera [carga y pasaje] «se trasladarían al costado interior de los muelles comerciales, dotado de una doble rampa para la operación simultánea de dos buques cuya eslora podría superar, sin mayor restricción, los 65 metros actuales».
Paradójicamente y a pesar de la existencia de este documento, aprobado desde 2006, las opciones entre las que no se contempla esta. Y es que, mientras el Ayuntamiento de Vila apuesta por trasladar todo el tráfico entre Eivissa y Formentera hasta los muelles comerciales, el Consell de Formentera, por su parte, reclama que estas conexiones se queden donde se encuentran actualmente o, en su defecto, se contemplen en el muelle de los andenes o el Martillo.
Esta opción, la que reclama Formentera, contradice lo establecido en el Plan Director que señala la peligrosidad de combinar vida ciudadana con tráfico rodado. Por otro lado, el acuerdo alcanzado por todos los grupos del Ayuntamiento de Vila durante la celebración del pleno del pasado martes tampoco se ciñe al documento de Autoritat Portuària. Y es que dejar la Marina sin el tráfico de Formentera puede afectar a los comerciantes de la zona.
Asimismo, en el documento también se da cuenta de las opiniones que se recogieron en su momento de los diferentes colectivos afectados por las obras de la remodelación del puerto.