Un conjunto de cabras que vivían en penosas condiciones en una granja de Santa Gertrudis y que fueron intervenidas por el Consell pasarán ahora a mejor vida y se dedicarán a comer plantas del bosque y, de paso, a prevenir incendios.
El destino de estos animales cambió en octubre, cuando el Consell confiscó 40 cabras de una explotación ganadera porque su dueño las «mantenía en muy mal estado de salud» y les faltaba agua y comida. El viernes pasado la máxima institución insular aprobó por unanimidad donar estos ejemplares caprinos a Cáritas, porque la organización las pidió.
El director de Cáritas, Joan Marí, explicó ayer que la intención es ceder estas cabras a un pastor que ha firmado un convenio con el Ayuntamiento de Santa Eulària para el pastoreo controlado como forma de limpiar los bosques y prevenir incendios.
Marí relató que ya cedieron las que tenían en Can Pep Xico (el centro de reinserción sociolaboral para personas en riesgo de exclusión social) a este chico para limpiar la zona forestal que linda con el barrio de Can Guasch en Santa Eulària.
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