«No sabemos qué va a pasar el año que viene, si vamos a poder seguir funcionando. Estamos en una situación de incertidumbre». La trabajadora social del Centro de Rehabilitación Neurológica, Cristina Antequera, relata la difícil situación que atraviesa este recurso financiado principalmente a través de subvenciones. «Estamos un poco pendientes de cuándo nos pagan las subvenciones, sin saber cuánto tiempo vamos a aguantar. Los recortes han sido tremendos», explica.
De hecho, están a la espera de un pago correspondiente a la ayuda del año pasado que asciende a 75.000 euros. Por el momento no ha afectado a los tratamientos de los enfermos, pero si que hace tiempo han tenido que subir las cuotas de los socios para seguir subsistiendo y hacer más actividades de sensibilización. «Estamos un poco justos», comentó.