El Consell d'Eivissa se reafirma en su posición inicial de no mostrarse a favor de regularizar el alquiler de pisos particulares a turistas después de que el Gobierno central dejara en manos de las autonomías el decidir si se regula este tipo de arrendamiento o no (hasta la aprobación en junio de la Ley del Alquiler que así lo establece era la Ley de Arrendamientos Urbanos la que regulaba este tipo de alquiler).
De esta manera, el Consell d'Eivissa discrepa con el de Menorca, que ya ha pedido al Govern que el reglamento de la Ley Turística contemple este tipo de arrendamiento.
La consellera de Turisme de Eivissa, Carmen Ferrer, explicó que la máxima institución insular está centrando sus «esfuerzos» en regular «las viviendas residenciales unifamiliares y también las adosadas para que se conviertan así en una oferta turística cumpliendo unos requisitos de calidad obligatorios y así regular una oferta que tiene una demanda clarísima y muy importante», destacó Ferrer. En este sentido, la Ley Turística deja bien claro que el alquiler vacacional únicamente está permitido en las viviendas unifamiliares que cumplan una serie de requisitos y para quien alquile estas viviendas sin haber regularizado su situación establece sanciones de entre 30.000 y 400.000 euros.
El crecimiento de alquiler de vacaciones está sucediendo debido a la creciente disponibilidad de información sobre el viaje a través de Internet. Ya no es necesario estar en poder de la mano de algunos operadores turísticos personas. Se puede planear sus vacaciones exactamente cómo lo quieren, y hacerlo con un sentido de la facilidad que está creciendo cada año. Lo que esto produce es una clientela turística que no se limita a la de 'todo incluido' puesta en marcha de los hoteles donde el turista hotelera contribuye muy poco a la economía del país visitando cuando este allí, debido al hotel, por lo que es 'todo incluido' . Por el contrario, los turistas que alquilan las propiedades privadas compran sus alimentos en los supermercados, comen en los restaurantes, descubren, a sí mismos, actividades para hacer y pueblos para visitar, invirtiendo dinero en la economía del país a medida que pasan sus vacaciones.