Los bañistas que hayan acudido este verano a Cala Tarida o Portinatx lo saben. El agua, cuando llegan las temperaturas más altas, se tiñe de marrón a causa de una microalga que le da esa tonalidad. Esto supone un auténtico quebradero de cabeza para muchos ayuntamientos y vecinos, ya que el mar se vuelve poco atractivo para el baño y los bares y comerciantes de la zona se quejan.
Por este motivo el Ayuntamiento de Santa Eulària ha iniciado este verano un programa pionero para analizar el estado ecológico de cuatro playas del municipio, que lleva a cabo el Grupo de Ecología Interdisciplinar de la Universitat de les Illes Balears (UIB). Se trata de un estudio preventivo de las algas y las cianobacterias que pueden llegar a alterar la calidad de las aguas. En caso de producirse una proliferación, los investigadores analizan los organismos responsables y las posibles causas. Las playas escogidas han sido la de Santa Eulària, la del río, es Canar y Cala Llonga.
Uno de los investigadores, Biel Moyà, explica que para ello instalaron varias estaciones en estas playas, que era donde se habían dado alguna vez estas manchas o proliferaciones de fitoplancton. El investigador asegura que en general el litoral balear tiene el agua muy transparente, pero la conjunción de temperaturas altas, mucha luz, muchos bañistas y embarcaciones son el caldo de cultivo para que aparezca coloración en el mar. «Estas manchas de microalga no es que sean malas de por sí, pero sí que lo pueden ser en determinadas circunstancias, hay algunas que son nocivas para los organismos filtradores o incluso algunas por contacto directo con el hombre», aclara Moyà, que matiza, no obstante, que para esto tendrían que estar en cantidades muy altas.