A dos meses de dejar la alcaldía, Pepita Gutiérrez cree que ha llegado el momento de hablar abiertamente de su gestión, pero también de cuestiones políticas que han marcado su mandato y que pueden condicionar su futuro.
—En el acto de entrega de las medallas del municipio, manifestó que esta legislatura ha sido la mejor experiencia de su vida. ¿Dijo esa frase presa por la emoción? Se lo digo porque desde fuera se tiene la impresión de que han sido cuatro años muy complicados...
—(Ríe) Es verdad que la experiencia ha sido muy productiva. Servir a tu pueblo durante cuatro años te da la oportunidad de conocer mejor a los vecinos y sus necesidades. Ha sido mi experiencia más profunda.
—¿Supongo que se le escapa la risa porque además de ser una experiencia productiva, es consciente de las dificultades por las que ha atravesado...?
—Sí. Sonrío porque es cierto que ha sido una legislatura complicada, tanto a nivel económico como político.
—¿En qué ha mejorado el municipio desde que asumió la vara de mando?
—Ha mejorado más de puertas adentro que de puertas afuera. Uno de los principales logros ha sido sanear las cuentas municipales. Hemos rebajado la deuda en un 47%, de 19, 7 millones de euros a 10 millones. Además, en 2011 a los proveedores se les debían 11 millones y ahora 1,2 y se les paga en un plazo de 19 días. Los resultados son considerablemente positivos, aunque seguramente el ciudadano no perciba la mejora. Aun así, quiero destacar otras cuestiones como la recuperación de la gestión de la piscina de Can Coix; el pago de las expropiaciones de la calle Londres y la estación de autobuses; la adecuación del aparcamiento de la Plaza España o el proyecto del cementerio.
—¿Me está diciendo que usted y su equipo han hecho el trabajo sucio para los que lleguen tras las elecciones de mayo?
—En cierta medida sí. No sé si se puede hablar de trabajo sucio, pero hemos sacado todo lo que había que sacar y hemos puesto al día el Ayuntamiento.
—Más allá del aspecto puramente económico, ¿Considera que la imagen del municipio ha mejorado en estos cuatro años? Porque el nombre de Sant Antoni se sigue vinculando a un turismo de baja calidad...
—Nos hemos esforzado para mejorar esa imagen. Sobre todo a nivel de seguridad, reestructurando la Policía local e incorporando la figura de los agentes cívicos.
—¿Y ese esfuerzo ha dado sus frutos?
—En general sí. Creo que la imagen de Sant Antoni ha mejorado. De hecho, somos un destino que cada año recibe más turistas y que diversifica más ese turismo que llega.
—Una parte de ese turismo responde a un perfil específico: muy joven y que busca pasárselo bien a base de alcohol y otras sustancias... ¿Qué aporta ese turismo y por qué no se dan pasos para evitarlo?
—Hay que dejar claro que el Ayuntamiento no trae a los turistas que nos visitan. Vienen porque representamos un turismo de ocio y de sol y playa. El Ayuntamiento simplemente cumple con su deber de mantener el orden en el municipio.
—¿Se podía haber incidido más en West End? A nivel de seguridad, de limpieza...
—A nivel de seguridad quiero recordar que la Ley de Presupuestos Generales del estado impedía la contratación de más policías. En cuanto a la limpieza, estamos a punto de adjudicar una nueva contrata con unas condiciones que se ajusten a las necesidades del municipio. La anterior no contemplaba la limpieza los días festivos, por ejemplo. La mejora se notará.
—¿Y los horarios? ¿Son los adecuados o se podían limitar un poco más?
—Tenemos un Sant Antoni de noche y otro de día y necesitamos una franja para ponerlo todo en orden.
—¿No hace falta que cierren antes?
—(Ríe) Todo es mejorable.
—Desde la perspectiva que le otorga el paso del tiempo y con la tranquilidad que le da el hecho de que no vaya a repetir como alcaldesa, ¿Se equivocó apoyando la campaña del Consulado británico (verano del 2014) en la que se alertaba de los peligros de la noche portmanyí?
—Reconozco que la decisión no fue la correcta. Tendríamos que haber comunicado la retirada de los folletos. Los retiramos, pero no lo transmitimos.
—Entonces, si se ha saneado el Ayuntamiento, si considera que la gestión ha sido más que correcta y si tampoco ha tenido problemas con su equipo, ¿por qué no repite como candidata?
—Porque no he tenido el apoyo de la junta local de mi partido.
—¿Por qué?
—Habría que preguntarles a ellos. (Calla durante un instante) Yo respeto la opinión de mis compañeros pero discrepar dentro del partido en Sant Antoni y apoyar a Vicent Serra en el congreso (insular) del PP de Eivissa me generó un desgaste considerable dentro de la junta local.
—Es decir, ¿ese apoyo a Serra le ha costado la candidatura?
—A mí la junta local nunca me ha trasmitido explícitamente los motivos por los que no me querían como ‘alcaldable'. Pero sí se me ha hecho saber que no apoyar a Pepe Sala en el congreso y que adelantar la hora de cierre de los bares del West - en contra de los intereses de algún dirigente del partido con negocios en la zona (se refiere al presidente de la junta local ‘popular', Joan Pantaleoni) - suponía un desgaste. Por apoyar a Vicent Serra me llegaron a decir que había traicionado a Sant Antoni.
—¿Guarda rencor?
—No.
—¿Está dolida porque se hayan valorado más las cuestiones políticas que su gestión?
—No, porque estoy orgullosa de mi trabajo y segura de que siempre he antepuesto trabajar para todos y no para una parte de Sant Antoni. También tengo que reconocer que esa misma junta local ha apoyado mi candidatura al Parlament.
—¿Es Pepe Sala el mejor candidato del PP para la alcaldía?
—Es el mejor candidato para Sant Antoni porque es el candidato del PP.
—La última ‘patata caliente' que va a tener en esta legislatura es la de las normas subsidiarias. ¿Sería capaz de explicar de una manera comprensible y convincente que no se va a poder edificar la costa de Sant Antoni?
—No queremos urbanizar la costa. A menos de 100 metros del litoral no se puede construir nada y no es intención de este equipo de gobierno poner más cemento en el municipio. Con estas normas subsidiarias Cap Negret, Cala Gració y Punta Galera estarán más protegidas que nunca. El Ayuntamiento, hasta 2010, pidió que esas zonas se considerasen suelo urbano. Ahora vamos a ordenar lo ya construido y para construir más se tendrán que cumplir unos requisitos muy estrictos. La parcela mínima para edificar va a ser de 2.000 metros, por ejemplo. Vamos a hacer todo lo posible para aprobar esas normas antes de que acabe la legislatura.
—Su imputación por el ‘caso párking le impide ahora mismo (según el código ético del PP balear) formar parte de esa lista del PP al Parlament a la que se refería. ¿Confía en que el juez la desimpute de aquí a que se haga pública esa candidatura o lo da ya por perdido?
—Me gustaría se resolvieran los recursos que hemos interpuesto y una vez desimputada me encantaría que contasen conmigo para esas listas. Pero si no es así, seguiré trabajando, como he hecho siempre. De todas maneras, no me parece casualidad que se haya interpuesto esta querella a tan poco tiempo de unas elecciones. El objeto de la querella son actuaciones que se llevaron a cabo en 2008, que es cuando se abrió el aparcamiento. Este equipo de gobierno no ha hecho ninguna actuación al respecto.
—¿Y qué interés puede tener la empresa que se ha querellado contra usted en provocar su imputación?
—Por las fechas en que estamos, parece que lo que se persigue es hacer daño político.
—¿Pero ve sombras fuera del PP o también dentro?
—(Se piensa la respuesta). Te da que pensar.
—¿Si al final no puede ir en las listas del PP, se plantea irse a otro partido?
—No me lo he planteado.
—¿Seguro?
—(Ríe) Casi seguro.
—¿Qué le gustaría que recordasen de su mandato?
—Que soy una vecina de Sant Antoni que decidió darlo todo por su municipio.