El Palau de Congressos de Santa Eulària acoge este fin de semana el I Congreso de Cultura Ecológica y Sostenibilidad Medioambiental. Según su directora, Cristina Molina, Ecoama nace «con la intención de fundar un encuentro regional, nacional e internacional que sea una referencia en España para profesionales vinculados a la elaboración de productos ecológicos y nuevas tecnologías». El congreso, presentado ayer en el hotel Aguas de Ibiza, pretende «crear una conciencia» encaminada a preservar el medio ambiente y «divulgar» la cultura ecológica.
A la presentación asistieron José Luis Benítez, gerente de la asociación Ocio de Ibiza; Rodolfo Salvatore, responsable de Eco Global Solutions; y Tania Grass, directora del Festival de Reciclaje Artístico de Catalunya. Todos ellos participarán en las conferencias previstas a lo largo del fin de semana.
Ecoama, cuya entrada es gratuita, ofrece entre hoy y mañana (en horario de 11.00 a 00.00 horas) dos grandes programaciones: por un lado, y enfocada a profesionales del sector, una serie de ponencias y conferencias a cargo de prestigiosos especialistas en temas ecológicos y empresas con un marcado carácter medio ambiental; y, por otro, una oferta lúdico-festiva para pequeños y mayores con multitud de actividades, demostraciones, exposiciones de reciclaje y arte ecológico, puestos de artesanos, gastronomía artesanal así como una gran exposición de productos ecológicos y actuaciones musicales.
Entre los asuntos que abordarán los ponentes destaca la gestión de residuos y la gestión ambiental de playas, su conversión en combustible, el poder antioxidante del agua del mar e incluso las posibilidades de generar energía sostenible en las pistas de baile. Uno de los asuntos que más interés despierta en Ecoama, según admitió su directora, es la solución que propone Rodolfo Salvatore contra la contaminación por basuras en la isla y en favor de la sostenibilidad: el tratamiento de eliminación de residuos por termólisis. Tal y como explicó, se trata de un sistema que genera electricidad a través de la biofermentación de los residuos sólidos urbanos y orgánicos –como botellas de plástico–. Formas de energía como el biodiésel y el compost que no emiten contaminación ni olores.