Mucho ha llovido desde que en 2007 comenzara a gestarse un ambicioso proyecto para remodelar el paseo marítimo de ses Figueretes, la principal rambla que posee la ciudad a pie de mar. Ocho años después, uno de los baluartes turísticos de Vila mantiene idénticos problemas y deficiencias, tales como baldosas rotas, suciedad y pintadas, mobiliario urbano degradado o jardineras descuidadas.
A pesar de las insistentes denuncias de vecinos, empresarios y hoteleros de la zona, la vía de ses Pitiüses continúa siendo una suerte de espolón anticuado y antiestético, salpicado de baches y forrajes inertes que afean el precioso litoral que comprende desde las faldas de es Puig d'es Molins hasta Platja d'en Bossa. El paseo es un claro reflejo del barrio, olvidado por los últimos equipos de gobierno de la localidad.
Desde que en 2007 el exalcalde socialista Xico Tarrés anunciase el proyecto, presupuestado en 4 millones y a cargo, por aquel entonces, del Ministerio de Medio Ambiente, poco o nada se ha hecho para revalorizar el popular barrio vilero. Más bien todo lo contrario. El deterioro de este enclave turístico, construido hace más de 30 años, va en aumento y a los desperfectos ya mencionados se unen en verano los fuertes olores y la acumulación de basura.
El anteproyecto presentado en 2007 preveía la rehabilitación de todo el paseo de ses Pitiüses, cambiando sus baldosas y mobiliario urbano, creando miradores y reordenando los accesos a la playa para adaptarlos a las personas con movilidad reducida. También contemplaba la prolongación del actual paseo hasta es Molí de sa Punta, con una anchura mínima de 8 metros, y la instalación de una pasarela de madera que permita pasear hasta el final del término municipal de Eivissa, en Platja d'en Bossa. Paralelamente, se proyectó recuperar toda la franja costera, con reposiciones de arena en las zonas de roca, con lo que Eivissa dispondría de una playa continua de 1,5 kilómetros.
Aunque todo aquello cayó en saco roto por los recortes en inversión y los cambios de gobierno, el actual alcalde Rafa Ruiz se comprometió en campaña a «mejorar el estado del paseo marítimo y solucionar el grave problema del vertido de aguas fecales en la playa». El socialista anunció en mayo que reformaría el paseo marítimo «para que no se siga con una playa como ésta en una situación tan lamentable». Promesas que ya hicieron sus predecesores y que, por el momento, carecen de respuesta.