Protegida por un sombrero por el calor, Sanne, encargada de la finca ecológica de la Torre des Xebelins, entrega varias cajas de hortalizas a Sonia Torres, gerente de la cooperativa Ecofeixes, y a Maribel Juan, responsable de la Asociaciación de Productores de Agricultura Ecológica de Eivissa y Formentera (APAEF), para comercializar sus productos excedentes a través de la cooperativa. A unos kilómetros, Rosalina Marí, de Can Moreno, retira hierbas para poder sembrar.
Esta dos fincas son algunas de las 58 explotaciones integradas dentro de APAEF. Ocupan una superficie de 457 hectáreas en Eivissa y 3,93 en Formentera Además de estas, hay un incremento de un 19% de fincas en conversión para producción ecológica. En los últimos años ha ido creciendo el número de fincas. «El aumento en 2014 fue un 9% y en 2015 se prevé un incremento del 19%», apuntó Maribel Juan. No obstante, Torres precisó que «la mayoría son de secano o de cereal; el cultivo para consumo, de hortaliza, representa un porcentaje muy pequeño en todas las hectáreas de cultivo ecológico».
Además de la agricultura, APAEF cuenta con explotaciones ganaderas ecológicas, una de bovino, una de cabra, dos de gallinas y pollos, cuatro de gallinas ponedoras de huevos, tres de oveja y dos de cerdo.
Las dificultades en la producción son el principal obstáculo. «Ahora hay un mercado establecido pero la producción es muy compleja. La demanda es muy superior a la oferta del producto ecológico». Al no haber suficiente oferta, sí que han detectado «gente que se aprovecha y al producto de Eivissa se le llama ecológico», alerta Torres. «Hay confusion entre el producto ecológico y el local», apuntó Maribel Juan, que gestiona la finca de Can Obrador desde hace cuatro años.
La formación constituye uno de los handicap. De hecho, quieren fomentar la en el sector hortícola «para profesionalizarlo, queremos ir a un tipo de agricultura que respete el medio y nos ayude a retener más agua en el suelo», relata Maribel. Sonia lamenta que desde las administraciones públicas «no se ha ofrecido esta formación; la agricultura ecológica no es como la hacian mis abuelos poniendo estiércol y ya está». De hecho, los agricultores que se quieren dedicar a la producción ecológica se han de marchar fuera. APAEF organiza este mes un curso de producción de huerta y en octubre uno de fruta de arboles de secano. Hay otros previstos sobre la producción de carne de ave y huevos, además de cursos de iniciación para huertos de consumo humano. «Todo el mundo puede ser capaz, si quiere, de producir sus propios alimentos y, al mismo tiempo, damos respaldo a las variedades locales, como el melò eriço, la col pagesa o la pebrera blanca», explica Sonia. Además, opinan que en sus campos se puede dar uso a los lodos de la depuradora. De hecho, apunta que para campos que se quieren dejar en barbecho para el cultivo del cereal es óptimo el uso de los lodos, «pero siguiendo un proceso previo, lo suyo es tender a una agricultura regenerativa», precisa Maribel.
La producción ecológica está libre de pesticidas pero requiere tratamientos, «hay una gestión muy dura que se desconoce», dice la presidenta. El trabajo en el campo es sacrificado. «No te tiene que gustar, sino apasionar», añade. «Lo más complicado de un agricultor es la inseguridad en tu trabajo, depende de si a una planta le va a ir bien o mal por mucho que utilice una técnica o las lluvias de finales de agosto», apostilla Sonia. Unas lluvias que han afectado a los higos de temporada, «ya están abiertos y se han tenido que tirar a la basura». La sequia también les ha afectado y hay agricultores que no han podido producir en verano.
Un ejemplo de los efectos de la climatología es el de Rosalina Marí, que lleva varios días quitando hierba en su finca que ha crecido a consecuencia de la lluvia. Ingeniera agrícola de profesión, empezó primero de asesora y en formación, «pero llega un momento que es muy difícil enseñar lo que tú no haces ensuciándote las manos, día a dia». Esa oportunidad le llegó con su madrina, le cedió la finca de Can Moreno, una finca que llevaba 60 años abandonada y en la que fue necesaria hacer una gran inversión para comercializar sus productos. Con su pareja, Toni Tur, llevan varios años dedicándose a la jardinería y a la agricultura y desde hace tres explotan Can Moreno. «Estamos en un momento de ver que necesitamos expandirnos en producciones más especializadas y diferenciadas», comenta. Rosalina está en continuo proceso de investigación. Así llegó a obtener sus fresas que, junto a las zanahorias, son uno de sus productos estrella, se agotan en seguida. «Hay que mirar la parte económica para sostenerte y poder vivir de ello. El otro día me dijeron que la agricultura ecológica era una filosofia de vida, sí lo es pero hay que pagar las facturas», finaliza.
LA NOTA
El Consell quiere potenciar las ayudas
Desde el Consell explicaron que se están preparando diferentes líneas de ayudas encaminadas a la producción ecológica con el fin de profesionalizar este sector. El conseller de Medi Ambient, Miguel Vericard, explicó que “se ha detectado que existe un sector emergente de gente joven que quiere dedicarse profesionalmente. Este creciente interés existe, aunque en algunas ocasiones estos emprendedores carecen de conocimientos técnicos. La idea es potenciar las ayudas a la formación”.