El barcelonés Manel Mateu un día cuando tenía 14 años de edad pasó por una tienda donde había una exposición de maquetas. Había muchas, pero de entre todas reparó en dos muy sencillas que tenían la peculiaridad de estar dentro de botellas. Le impactaron tanto que, de forma totalmente autodidacta, decidió convertirlo en su hobby. Así, a día de hoy, cuando ha cumplido ochenta años en abril, este vecino de Sant Antoni que llegó a la isla en el año 1960 y que ha sido mecánico de barcos y rotativas e, incluso, durante un pequeño período de tiempo, alcalde de la localidad, tiene una pequeña flota de más de ochenta embarcaciones.
Ahora, hasta el próximo 4 de octubre, la Oficina de Turismo de Sant Antoni, situada en el antiguo ayuntamiento de la localidad, acoge una exposición en la que se pueden ver 28 de ellos. Hay de todo, la mayoría veleros, desde carabelas a llaüts, pasando por un junco chino del siglo XVIII o el Lynx, una goleta cuadrada con bandera norteamericana que en 1812 únicamente completó un único viaje antes de ser capturada por la Marina Real Británica.
Paciencia y habilidad
Todos los barcos están hechos con un excelente nivel de detalle y a través de una variante del maquetismo que parece solo destinada a aquellos que tengan una paciencia y una habilidad fuera de lo común. En este sentido, Manel se dibuja los planos de cada embarcación, después los adapta según el tamaño de la botella que tiene y, finalmente, ayudado con una lupa de luz trabaja con maderas de 3 metros de 19 por 19 milímetros que él mismo compra en una ferretería y con una aguja de tejer a la que ha modificado la punta.
Sin embargo, lo mejor está por llegar: meter la pequeña maqueta por el cuello de un recipiente por el que no pasa ni un dedo. Aunque parezca algo propio de magia, según confiesa Manel Mateu con una sonrisa, es más fácil de lo que parece. Por pasos. Primero, la embarcación, una vez terminada, se introduce con sus mástiles y sus velas completamente plegadas y con medio casco por el orificio de entrada, ya que la otra mitad ya se ha introducido previamente. Segundo, para desplegar y levantar todos los mástiles para que queden de pie y tensar los cabos hay que ir moviendo con las agujas el conjunto de hilos, cada uno correspondiente a cada elemento. Y, finalmente, para que todo quede perfecto hay que cortar todos los hilos.
Por ello, no es extraño que Manel asegure que en cada uno de los barcos pueda tardar más de un mes de trabajo, empleando varias horas diarias y dedicando su tiempo a varios a la vez. Y tampoco es extraño que en España haya pocos maquetistas que se dediquen a lo mismo. «Hace un tiempo me llamaron de Alicante para participar en una feria de maquetas y allí solo coincidí con otro hombre como yo, que era de Madrid y que, además, creo que hacía trampas», bromea el autor de la exposición.
LA CITA
Exposición. Se podrá ver en la Oficina de Turismo de Sant Antoni (antiguo Ayuntamiento – Passeig de ses Fonts) hasta el próximo 4 de octubre.