María Teresa Gregorio Roig, una empresaria ibicenca de 47 años, ha recurrido ante la justicia española la decisión del cónsul de España en Moscú, Miguel Bauzá, de no inscribir en el Registro Civil ni proporcionar un salvoconducto al bebé de ocho meses que esta mujer tiene por un proceso de gestación subrogada (vientre de alquiler).
María Teresa lleva ocho meses en Moscú intentando regresar a España con el que alega que es su bebé, la niña Karla María Gregorio Roig, de la que tiene un certificado de nacimiento emitido por la Federación rusa. «Mi hija es española, de hecho su única relación familiar es conmigo porque soy madre soltera y el certificado de nacimiento ruso especifica claramente que mi hija es española», sostiene y explica que su hija se ha gestado en el vientre de otra mujer con óvulos y esperma de «donantes anónimos». Es decir, la pequeña no tiene ningún material genético de María Teresa.
El proceso de gestación subrogada está legalizado en Rusia. Ella ha hecho todo el proceso a través de una empresa española y tiene una sentencia de un juez ruso que la reconoce como la madre legal de la menor y confirma que «se ha aplicado correctamente la ley rusa respetando los derechos de todas las partes involucradas en el procedimiento de gestación subrogada», opinan sus abogados.
Pero cuando en julio María Teresa se presentó con su abogado en el Consulado de España en Moscú para registrar a su bebé y pedir un salvoconducto para que pudiera viajar con ella a España, el cónsul se negó. «Me dijo que lo que había hecho estaba prohibido, que estaba robando niños, y que, llegado el momento, yo me tendría que ir a España y la niña se quedaría en un orfanato», relata María Teresa, que recurrió en el Consulado mismo la negativa del cónsul, pero su protesta no prosperó.