«¿Por qué no hay que actuar si te encuentras con una tortuga en peligro? Porque puedes tener la mejor intención del mundo pero si le sacas un plástico de la boca o del ano le puedes desgarrar el aparato digestivo». Quien habla es Verónica Núñez, oceanógrafa del Centro de Recuperación de Especies Marinas (CREM) del Aquàrium de Cap Blanc, quien añade que tampoco hay que cortar ni quitar las redes con las que estén enganchadas. «Si las cortas estás liberando los patógenos y generalizando la posible infección, por lo que es posible que en un par de horas se muera», asegura Núñez.
La oceanógrafa sale al paso de la actuación de unos navegantes el pasado fin de semana liberaron a una tortuga atrapada en un palangre cuando estaban a 15 millas al este de es Freus. «El protocolo es llamar al 112, desde allí luego se comunican con los agentes de medio ambiente y con nosotros (CREM) que estamos operativos las 24 horas del día y ahora también tenemos a tres chicos de prácticas», explica Verónica Núñez, quien añade que «si se ve a una tortuga atrapada hay que subirla a la barca y procurar que no aumente su temperatura corporal mientras volvemos a puerto, donde acudiremos nosotros para tratarla. A la tortuga no le viene de esperar una hora más y se le puede hacer muchísimo daño. La diferencia puede costarle la vida».
Núñez también destaca que a las tortugas no hay que darles la vuelta porque, al no tener diafragma, si están boca arriba se ahogan.
Muchas muertes
La oceanógrafa del CREM señala que este verano han aumentado muchísimo los avistamientos de tortugas muertas. De hecho, ayer se encontró una en ses Salines y el domingo otra en Cala Pada. «Cada semana tenemos al menos un caso y hemos tenido hasta cuatro en una semana», comenta Núñez, quien señala que en esta época las tortugas se acercan a la costa para alimentarse y reproducirse. Un hecho que sumado a la mayor presencia de embarcaciones y a las corrientes que arrastran los plásticos hasta el litoral provocan este aumento de hallazgos de tortugas sin vida. «También estamos encontrando más tiburones y cetáceos que antes; el mar nos está avisando, es una catástrofe», sentencia Verónica Núñez.