La catedral de Ibiza, como cada 13 de septiembre, acogió ayer una misa en recuerdo de todas las personas que perdieron la vida en la Guerra Civil el día en que se cumplían 80 años «de los desastrosos acontecimientos de la historia de Ibiza». El canónigo Enrique Torres se refería al bombardeo de la aviación italiana fascista sobre la ciudad, que causó entre 40 y 55 muertos, y la matanza de 93 prisioneros en el Castillo a manos de los anarquistas de ‘Cultura y Acción', conocidos como Els fets del Castell.
Entre la docena de asistentes a la misa estaba el nieto de Salvador Mena Vivern, el que fuera comandante militar de Ibiza entre los años 1925 y 1931, después de haber luchado como oficial en las batallas del Caney y Lomas de San Juan, en Cuba, donde murió el recordado general Joaquín Vara de Rey. «Mi abuelo murió en el Castell pero mi tío y mi padre se pudieron salvar. Mi abuelo estaba jubilado y muy enfermo pero lo atraparon y acabó aquí (señalando el Castell desde la plaza de la Catedral). Siempre que he podido he venido a esta misa», destacó Salvador. En 1934 Salvador Mena, nacido en Madrid, fue declarado hijo adoptivo de la ciudad de Ibiza.
También estuvieron en la catedral los familiares de Juan Marí Costa, un campesino de Sant Llorenç que prefirió entregarse a las autoridades antes de que vinieran a casa a buscarlo y les pudiera pasar algo a sus hijos. Los milicianos también acabaron con su vida la noche de aquel fatídico 13 de septiembre en el Castell.
«Pedimos a Dios el eterno descanso de nuestros hermanos, de todos los que perdieron su vida. En nuestra memoria tenemos esta súplica humilde para que Dios los tenga en su reino de paz y gloria. Unas muertes inocentes que siguen estando en nuestra memoria porque su recuerdo permanece», explicó el canónigo en su homilía de ayer.