Con el ingreso en el mes de octubre llega el tiempo de hacer números y de valorar los pros y los contras de una temporada de récord en lo que se refiere a la llegada de visitantes.
Aunque el incremento de pasajeros en el aeropuerto de es Codolar en 2016 ronda el 12% respecto a 2015 –año igualmente de récord–, desde las principales patronales rebajan la euforia y prefieren calificar como «buena» la temporada, a falta de recabar cifras y analizar las diferentes encuestas de opinión entre sus asociados.
Así, desde la Pequeña y Mediana Empresa de Eivissa y Formentera (PIMEEF), su presidente, Alfonso Rojo, recuerda que la actividad «ha estado muy concentrada» y que «no todos los sectores» se han visto beneficiados por el aumento del turismo: «El pequeño comercio ha sido uno de esos sectores que no ha notado esos aumentos tan grandes de dos dígitos. Hemos tenido buenos números, pero el pequeño comercio no ha notado ese mogollón».
A falta de cifras oficiales, Rojo subraya que la campaña estival «no ha sido tan boyante» y admite que el aumento de la competencia «quita cuota de mercado» y obliga a los empresarios a «analizar y meditar» posibles mejoras de cara al próximo ejercicio.
El presidente de las pymes, no obstante, reconoce que «la clave» de los buenos resultados es que «a 10 de octubre estamos todavía con ocupación». «Las propias discotecas han retrasado los cierres y eso mantiene viva la isla. Hemos tenido sobre todo un buen inicio de temporada, un buen abril y un buen mayo, y la clave para una buena temporada es tener las buenas cifras en los extremos y eso se está dando», subraya.
Para Rojo, el principal caballo de batalla es el intrusismo y la competencia desleal, cuya persecución «debe ser asunto prioritario» para los gobernantes, a quienes exige mayor firmeza. «Los residentes no podemos permitir que tengamos que padecer que las Pitiusas sean escenario de actividad de aprovechados y piratas, mercenarios sin escrúpulos que vendrán de abril a octubre a llevárselo crudito», denuncia.
El sector de la restauración tampoco ha visto traducido el ‘boom' turístico en una mayor rentabilidad. Joan Riera, presidente de PIMEEF Restauración y encargado de Ca'n Alfredo, lo achaca al intrusismo. «Cada año hay más gente que quiere venir a hacer el agosto, gente que no está reglada, y esto repercute. No ha habido listas de espera porque hay más competencia, más restaurantes de 5 tenedores o ‘beach clubs' que se publicitan de forma espectacular y que están de moda. Nosotros no estamos en contra de eso, pero esto se traduce en más plazas y llega un momento que no da para todos. Cada día el trozo de pastel es más pequeño», explica Riera, quien anima a los empresarios hosteleros a «denunciar ante el Consell o la Agencia Tributaria» aquellos negocios que realizan su actividad sin licencia o cometiendo irregularidades. «Faltan inspectores y gente que lo persiga; se hacen campañitas, pero esto [el intrusismo] prolifera como las setas en el Pirineo», sentencia.
Fenómeno «grave»
Desde la CAIB atribuyen la saturación que ha sufrido este verano la isla a la oferta irregular de alojamiento. «Estamos convirtiendo la isla en un espacio hotelero sin control», denuncia Joan Bufí, presidente de la patronal empresarial. Como se pregunta también la federación hotelera pitiusa, «¿dónde está ese 40% de visitantes que no se aloja en las plazas regladas?».
Se trata, según Bufí, de un fenómeno «que empieza a ser grave» y que implica para la isla sensación de saturación, sobre todo en puntas de julio y agosto, «que no repercute en la economía insular».
«Hay una economía sumergida que no se refleja en impuestos ni en ocupación laboral. Esto es para reflexionar y estoy un poco preocupado de hasta dónde puede llegar», sostiene Bufí, quien emplaza a las instituciones y a los empresarios a «regular y poner coto» a las actividades ilícitas que se practican en Ibiza.
Aunque admite que la temporada «ha sido buena» para el segmento que preside, «es para estar satisfechos y contentos», añade, Joan Bufí mantiene que hay que «poner freno no a los turistas, sino a la oferta ilegal» que en los meses centrales del verano hacen de la isla «un lugar insoportable incluso para nuestros visitantes».