Paquita Ribas gestiona cuatro de las áreas más sensibles de un ayuntamiento: Hacienda, Movilidad, Contratación y Gobernación, con lo que le cayó el ‘marrón' de organizar la subasta de las concesiones de playas y negociar con el sector del taxi.
—No llevan ni año y medio y ya han perdido dos regidores por el camino. ¿Tan duro es gobernar en minoría?
—No creo que tenga tanto que ver con esto. Son dos casos diferentes el de Albert Marí, que tuvo que escoger entre su vida personal y lo público, y el de Pep Cardona, que creo que se pensaba que la política era otra cosa y no se encontró cómodo desde el principio. Empezar en la oposición es más fácil que hacerlo gobernando y le pidió al alcalde que le libráramos de esto en cuanto pudiéramos. Pero no creo que tenga que ver en que sea fácil o difícil gobernar en minoría porque siempre es difícil, la oposición es más sencilla.
—¿Se plantean ofrecerle a Guanyem entrar en el equipo de gobierno?
—No creo que se haya planteado porque ya se les ofreció al principio de legislatura, no quisieron y no creo que haya cambiado nada. Supongo que tendría que haber un acercamiento por parte de Guanyem y no lo he visto. Nosotros vamos haciendo y supongo que no se lo volveremos a pedir.
—Hablemos de playas. ¿Se arrepiente de la subasta de los lotes?
—Personalmente no me arrepiento. En su momento se planteó que la subasta sería un buen sistema para hacerlo más transparente en un tema que Sant Josep, históricamente, siempre ha tenido muy buenos ingresos. Al estar tan bien consideradas nuestras playas sabíamos que éste podría ser un buen año y el método de los sobres cerrados nos daba un poco de miedo por las sospechas y rumores que siempre había habido pero que nadie nunca ha podido demostrar, y esto no nos gustaba. El resultado fue el que fue y yo que soy la regidora de Hacienda no estoy nada triste. El dinero es para el municipio, ¿qué mal hay que el que tiene más dinero pague más y lo repartamos entre todos los demás?
—Visto lo visto y el alboroto que hubo, ¿lo haría de la misma manera?
—Todas las novedades crean alborotos, a veces en positivo y otras en negativo. Tuvimos el elemento distorsionador que fue aquel señor que ahora nadie dice que sea tan malo como era –no sé si ha habido sentencia o no– pero si no hubiera sido por aquello el desarrollo fue muy normal. La subasta, como sistema, es buena. Otra cosa es si con la revisión que queremos hacer de las playas a lo mejor no tendrá sentido hacerla, pero no porque los resultados no nos gusten, sino porque el estudio que estamos haciendo de las playas nos da otra manera de hacer las cosas, que todavía no lo sabemos porque el estudio no está hecho.
—Ustedes rebajaron un 10% el número de hamacas y sombrillas, ¿cree que sigue habiendo demasiados elementos de este tipo en las playas?
—Creo que, por un lado, en los planos de las playas sobre los que se trabaja son demasiado antiguos y que nos dicen que, teóricamente, que más del 50% está libre de hamacas pero que una vez que instalas la cantidad que Costas te permite, físicamente no es así. A partir de las nuevas concesiones, en 2018, tendremos que ver si es verdad que las playas están como dicen los planos o tenemos que rehacerlos, porque creo que si cumplen con el 50% sí que hay sitio para todos.
—Otro de los problemas en las playas es la venta ambulante, sobre todo en las de más longitud.
—Soy poco de playa, pero los ves por todo. El problema de la venta ambulante es que mientras haya compradores no dejará de haber vendedores; es una falta administrativa por lo que sólo les puedes retirar el material y a la gente no le puedes multar por comprar. ¿Que hay temporadas que podríamos tener más presencia? Es que no se elimina sino que cambian de sitio o de horarios. Los empresarios de las playas también tendrían que darse cuenta de que si no tienen una oferta asequible a todo el mundo también es normal que la gente opte por un plan B y si en un chiringuito te cobran la bebida a diez euros y hay señor en la playa que te la ofrece una lata dos euros pues comprarás la lata. Si queremos erradicar una cosa nos tenemos que poner todos a ello y no la administración por un lado y los empresarios por el otro.
—¿Y se ha hecho lo suficiente este verano contra los taxis piratas?
—Creo que Sant Josep ha hecho lo que puede y lo que no puede, desde siempre, tanto nosotros como el equipo de gobierno anterior. El problema es que si sólo lo hace Sant Josep no lo arreglaremos.
—¿Hay suficientes taxis circulando en el municipio?
—Yo creo que podría haber más, tendrían trabajo. Los taxistas tienen que entender que es un servicio público y no su negocio particular. Ellos no se sienten concesionarios sino propietarios, por lo que es mucho más difícil establecer reglas. Mi trabajo no es preocuparme por si les va bien o mal económicamente sino por si hay taxis cuando la gente llega al aeropuerto o cuando se vayan de la playa y que se dé un servicio de calidad. Y también entiendo que hay que tener en cuenta a los asalariados, que son los que al final conducen el taxi y dan la buena o mala imagen. Hace pocos días dimos los doce días extras y tuve una crisis con la Federación del Taxi. Menos mal que el primer fin de semana de octubre estaban los 79 taxis de Sant Josep porque no había en ningún sitio.
—Sant Josep está recibiendo muchas presiones por una vivienda en Cala d'Hort. ¿Ven algún motivo para no dar la licencia?
—Los gobiernos no somos los que tenemos que encontrar los motivos para darlas o no. Nosotros otorgamos lo que nos técnicos informan favorablemente y denegamos lo que está desfavorablemente, hay que aplicar lo que dicen los técnicos. Lo que ha dicho nuestro regidor es que si técnicamente se encuentra alguna cosa que incumple, pues no se dará la licencia. No haremos un esfuerzo extraordinaria para dar ni para denegar licencias.
—Esta semana la Justicia les ha dado la razón con Casa Lola.
—Todavía pueden recurrir al Supremo, pero estamos muy contentos porque tanto nosotros como el anterior equipo de gobierno nos sentimos muy desprotegidos y desmotivados porque cuando envías a un policía a poner un candado y cada vez que vuelves te lo han tumbado pues da la impresión de que mandas muy poco. Que alguna vez los jueces ratifiquen nuestras decisiones nos ayuda a seguir adelante porque al final nadie te hace caso.
—¿Cuántas ‘Casa Lolas' hay en Sant Josep?
—Tan molestos creo que ninguno, porque este caso ha sido extraordinario. Normalmente, cuando paras unas obras e inicias un expediente urbanístico no siguen construyendo y hacen el doble, o cuando pones un precinto raramente lo rompen. Y menos catorce veces. Que un particular se atreva a fer-li barres a una administración así es muy molesto porque al final se hace muy largo y nos cuesta muchísimo dinero.
—¿Tiene suficientes efectivos la policía para controlarlo todo?
—No, ni en verano ni en invierno. Tenemos una plantilla ridícula de 39 personas, que no te dan ni para el aeropuerto entre bajas y vacaciones. Se hacen programas temporales para cubrir interinidades mientras no se pueda sacar plazas pero ni con estos nos da. Hoy en día sí que podemos decir que las policías locales están coordinadas pero nos faltan agentes que podrían estar continuamente en las playas durante todo el verano o en aeropuerto que ahora no nos podemos permitir. Hay servicios que no damos como los tendría que dar un municipio turístico como el nuestro pero sólo puedo estar contenta de la Policía Local porque hacen magia para llegar a todo.
EL DETALLE
"Los expedientes de este año también irán contra de los propietarios"
—¿Qué se puede hacer para que casas de campo no se conviertan en discotecas al aire libre?
—Dos cosas: concienciar a los propietarios de que no le pueden dar cualquier uso a su propiedad y ser duros. Los expedientes que iniciaremos este año serán también contra los propietarios, porque pensamos que es parte responsable, y que el Consell se tiene que implicar por si son viviendas turísticas. Hay que entrar en profundidad, no sólo enviar a los policías, y ver si urbanísticamente están hechas como toca y que la administración tiene el aliento sobre estas cosas y que no son temas imposibles. Habrá por lo menos seis o siete expedientes que, además de ir contra los promotores, también irán contra los propietarios de las casas, que son siempre responsables. Y si no lo quiere ser que mire a quién alquila su casa. No demos la carga de la culpa sólo a la administración como si fuera la única que puede arreglarlo todo porque solos no podemos.