Al llegar a Sant Josep con ganas de disfrutar de su popular fiesta Flower Power más de uno de los asistentes se preguntó qué es lo que estaba pasando. Algo raro les incomodaba la vista, ya que la distribución de los espacios de este año nada tiene que ver con los de años anteriores ni con lo que muchos visitantes esperaban encontrarse.
La ubicación de una carpa como eje de la fiesta no agradó en exceso a muchas de las personas que acudieron para disfrutar al ritmo de la música de los años 60 y 70. El hecho de marginar la plaza de la iglesia como punto de encuentro y escenario central de la movida acabó chocando con los deseos de muchos de los asistentes al quedarse la gente más dispersada entre las diferentes zonas habilitadas para la ocasión.
Patricia Marí, vecina de la localidad y asidua de la Flower Power, declaró que «en comparación con otros años esta fiesta ha perdido mucho. La decoración es muy escasa, el ambiente es bastante peor y la carpa que han montado le quita la gracia que tenía y todo ese espíritu de unión que había al reunirse la gente en la plaza de la iglesia para bailar junta. Así todo está más muerto», concluyó esta vecina.