Una multa de 180 euros por un delito leve de coacciones y la devolución de 700 euros en concepto de responsabilidad civil. Es la pena solicitada por el Ministerio Fiscal para la pareja denunciada por una joven a la que habían realquilado una habitación en ses Païsses y que echaron por problemas de convivencia con el perro de la inquilina.
La denunciada admitió ante el tribunal el error que cometió al cambiar la cerradura y abandonar en la calle las pertenencias de Ana Rosa, pero negó haber cobrado los 800 euros que reclama la denunciante.
El juicio se celebró ayer en el juzgado de Instrucción número 4 de Ibiza y el magistrado Santiago Pinsach lo dejó visto para sentencia. La denunciante no aportó ningún tipo de contrato o recibo ya que, tal y como advirtió, jamás lo hicieron, pero sí que aportó como prueba las conversaciones de whatsapp y mensajes de voz que deberán ser cotejados judicialmente.
La respiración de Nano
El origen o detonante del conflicto fueron las molestias generadas por los ladridos y la fuerte respiración de Nano, el bulldog francés propiedad de Ana Rosa, quien asegura que gestionó desde Sevilla el alquiler de la habitación y los arrendatarios eran conocedores de que iría acompañada por su perro.
La pareja que alquiló la habitación reconoció ante el juez haber cometido un error al cambiar la cerradura y dejar las maletas de la denunciante en la calle. Según advirtió el Ministerio Fiscal, este hecho, el cambio de cerradura, se considera un delito leve de coacciones recogido en el artículo 272 del Código Penal. Hizo hincapié en que abandonar las pertenencias fuera de la casa en puertas de Semana Santa «no está bien».
La Fiscalía también considera que de la lectura de mensajes se desprende que sí hubo un abono por el alquiler. «Las cosas no se hicieron bien, pero no es verosímil que la denunciante entrase en una casa sin adelantar dinero», señaló la fiscal, quien pidió que los denunciados reintegren a Ana Rosa los 400 euros del depósito y 300 de los 400 euros entregados por el mes, ya que sólo estuvo una semana en la casa.
El letrado de la defensa recalcó que «no hay contrato ni recibos, no hay datos objetivos que demuestren que se ha pagado un alquiler. No ponemos objeción a la condena por coacciones por el cambio de cerradura. Ahí se obró mal, pero no podemos admitir que se cobraron 800 euros».
Fuera de la sala, los denunciados rehusaron hacer declaraciones, mientras que la denunciante advirtió que pedirá daños y perjuicios ya que está sin casa y sin recursos para poder enviar a su perro Nano a Sevilla.
LA NOTA
Cadena de irregularidades
Los hechos fueron denunciados en el cuartel de la Guardia Civil de Sant Antoni la tarde del 14 de abril. La joven sevillana Ana Rosa Galán salió a mediodía a pasear con su perro y al regresar comprobó que no podía acceder a la casa y que sus maletas estaban en la calle. Ante la Guardia Civil explicó que había alquilado una habitación y que los arrendadores le habían transmitido que debía abandonar la vivienda porque su perro no congeniaba con el de la pareja. La situación acabó con un cruce de denuncias y de momento dos comparecencias en los juzgados. Ahora la denunciante quiere dar un paso más allá y se pondrá en contaco con el propietario de la casa.