Unos cuarenta activistas de la plataforma ciudadana Prou! se movilizaron ayer en Cala Jondal para llevar a cabo la tercera jornada de la Truitada en la playa, una actividad que dicho colectivo celebra cada 15 días en algunas de las diferentes playas de la isla, al objeto de constatar el estado de semi-privatización en el que consideran que se encuentran muchas de ellas, «ya sea por obstáculo artificiales, como cadenas, barreras o elementos exteriores de mobiliario que usurpan los espacios públicos, o bien por la intimidación subliminal que ejercen los empleados de algunos establecimientos que se hallan ubicados junto a la orilla del mar».
En este sentido, Antònia Maria Cirer, en calidad de portavoz de la plataforma Prou!, señaló que «nuestro deber como ciudadanos es luchar activamente para recuperar el espacio público de Ibiza. En la isla siempre han convivido tendencias sociales muy diferentes que han sabido llegar a un acuerdo para usar el territorio de forma que todo el mundo tuviera su espacio y sus derechos garantizados. Lo que está sucediendo desde hace unos años es que este acuerdo colectivo se ha roto porque hay intereses económicos muy fuertes, la mayoría de ellos de gente que es de fuera, que están empujando a los ibicencos y a los residentes para echarnos de los espacios que hasta ahora habían sido lugares para uso y disfrute en común».
Asimismo, Cirer subrayó que «los políticos tienen aún mucho trabajo por hacer en toda la isla. Ellos son los que deben vigilar para que se cumpla la ley. Las leyes nos amparan a todos los residentes para poder utilizar libremente nuestras playas, los camino públicos y para disfrutar del espacio común. Si los propios políticos no hacen cumplir la ley, los ciudadanos estamos completamente desprotegidos ante estas fuerzas económicas tan enormes que nos están aplastando a todos y que se están apropiando impunemente de lo que es de todos nosotros para su exclusivo beneficio».
Aunque la campaña Recuperem ses platges amb truites pageses no está pensada para efectuar denuncias, los activistas de Prou! constataron en Cala Jondal que varios yates de gran eslora fondeaban «dentro de la zona que está acotada y reservada para bañistas», al tiempo que las hamacas y camas balinesas de ciertos establecimientos, que califican de discotecas de playa, «ocupan seguramente más espacio del permitido por la autorización municipal».