«Todo se pierde con la guerra y todo se gana con la paz». Estas palabras las pronunció el papa Francisco en su primer año como pontífice y ayer las repitió el obispo de Ibiza y Formentera, Vicente Juan Segura, en la misa en recuerdo de todas las víctimas de la Guerra Civil en las Pitiusas que se celebró como cada 13 de septiembre en la catedral.
Juan Segura tuvo un recuerdo especial para los asesinados durante los Fets del Castell y los 21 sacerdotes que perdieron la vida durante los 37 días que los partidarios de la República recuperaron el poder en las Pitiusas tras el sublevamiento militar. «Estos siervos de Dios murieron únicamente por motivos religiosos», señaló el obispo, quien recordó que su proceso de beatificación «está muy avanzado».
Entre la quincena de personas que ayer asistieron a la misa se encontraba un año más el nieto de Salvador Mena Vivern, el que fuera comandante militar de Ibiza entre los años 1925 y 1931. «Mi abuelo estaba jubilado y muy enfermo cuando lo atraparon. Vendré cada año mientras pueda», aseguraba Salvador mientras conversaba a la entrada de la catedral antes de iniciarse la misa con el hijo de otro de los que fueron asesinados en el Castell, Miquel Marí Noguera. «Mi padre no hizo nada, era payés y tenía un tío sacerdote. Un vecino le preguntó que por qué no se escondía y mi padre le respondió que no había hecho nada para tener que esconderse. Al final lo cogieron», explica su hijo.
Cuestionados por la opinión que les merece la pintada que un joven escribió sobre la lápida en la que figuran los nombres de los fallecidos y que ya ha sido totalmente reparada ambos se encogen de hombros y tachan al autor de «desgraciado e ignorante».
Este año también acudió a la misa el nieto de Juan Mayans Escanellas, diputado provincial y regidor en el Ayuntamiento de Vila, que fue detenido el 9 de agosto de 1936, un día después de que desembarcaran en Ibiza los milicianos republicanos. «En casa no se hablaba demasiado del tema porque mi padre tenía 8 años cuando pasó», apuntaba Juan ante la atenta mirada de la nieta de otro de los asesinados en el Castell, José Ferrer Marí, primo de los sacerdotes Vicent y José Ferrer Guasch. El último de ellos también pereció bajo los disparos de los milicianos mientras que el primero, mossènyer Cama, consiguió salvar su vida.
El 13 de septiembre de 1936 la aviación fascista italiana bombardeó la ciudad de Ibiza provocando entre 40 y 55 muertos. Este hecho provocó la huida de los milicianos de la isla, quienes asesinaron a 93 prisioneros en el Castell.