Celebrar la suerte de haber conocido a una persona que se acaba de morir en lugar de llorar su muerte. Esta es la filosofía de las llamadas ‘ceremonias de vida' que cada vez son más frecuentes en Ibiza para despedir a un ser querido.
Como un funeral tradicional, esta ceremonia reúne a los familiares y amigos del fallecido para celebrar una despedida «con otro enfoque», en palabras de Mónica Miranda, gerente de la funeraria Aurens. De hecho, en estos actos es habitual contar con la participación de un grupo de música que interprete los temas favoritos del fallecido y organizar un catering donde las personas que acuden al funeral comen, beben e incluso brindan con vino, cava o whisky por la memoria de la persona que se ha ido. «Obviamente hay tristeza por la pérdida pero se pretende homenajear a la persona y celebrar haberla conocido», señala la responsable de la funeraria quien habla de las diferencias de estos funerales respecto a los tradicionales como «ver el vaso medio lleno o medio vacío».
Se trata de ceremonias personalizadas que se llevan a cabo siguiendo las directrices de la familia y que suelen estar dirigidas por un orador que no se limita solo a leer un texto sino también a dar consuelo a los presentes. Además, hace de portavoz de la familia agradeciendo a los asistentes que hayan acudido a la despedida y dando paso a todos aquellos que deseen pronunciar unas palabras de recuerdo y anécdotas sobre la persona fallecida.
Una de estas «maestras de ceremonia» es Gina Campalans, presidenta de la Asociación de Ayuda al duelo: ‘Decir adiós', quien está convencida de que este tipo de ceremonias proliferarán cada vez más con el tiempo. «Es el último adiós a una persona y tiene que tener el máximo protagonismo», afirma Campalans, quien lamenta que, en muchos funerales religiosos, «de lo que menos se habla es de la persona fallecida» aunque, asegura, estos ritos «no son incompatibles» con las creencias religiosas.
La ceremonia es relativamente corta, de unos 20 minutos «para que no se haga pesada pero con una duración suficiente para honrar a la persona que se ha ido». No obstante, reconoce que se trata de un momento delicado: «No todo el mundo puede pronunciar unas palabras sobre el difunto porque está en estado de shock». A pesar de ello, en este tipo de actos los amigos de la persona muerta cuentan anécdotas vividas con ella que, en ocasiones, provocan risas entre los asistentes al funeral.
Uno de las últimas celebraciones de vida que la funeraria Aurens ha organizado en las instalaciones del crematorio de Santa Eulària se realizó en memoria de un alemán muy aficionado a la música en la que no faltó la actuación de un grupo. Durante el catering, los asistentes comieron y bebieron mientras el cuerpo del fallecido permanecía en la sala de vela. Como recuerdo, sus familiares repartieron incluso unas bolsitas con la fecha de su fallecimiento y ramitas de romero en su interior «para representar, a través del olor, el amor que sentía por Ibiza».
La gerente de Aurens explica que, aunque este tipo de ritos siempre se ha hecho, ahora empieza a realizarse de forma profesional. De hecho, el 25 por ciento de los funerales que celebra esta funeraria son «ceremonias laicas que van en este sentido». Mónica Miranda está convencida de que normalizar este tipo de actos «es cuestión de tiempo». «Cada vez va a haber más demanda de gente que tiene otra forma de ver la despedida», asegura.
LA NOTA
Ceremonias básicas para comenzar el duelo
«Cualquier ceremonia es básica para empezar a elaborar el duelo», señala Gina Campalans, presidenta de Ayuda al duelo: ‘Decir adiós' de Ibiza, una asociación que organiza reuniones semanales de ayuda a las personas que han perdido un ser querido. Este tipo de rituales son una forma de tomar contacto con una realidad en un momento en que los familiares y amigos del fallecido todavía están «en estado de shock». El punto de partida para procesar el duelo de forma saludable y proporcionar el estímulo necesario para dar un nuevo sentido a la vida tras la muerte de una persona allegada.
LA NOTA
Llevar las cenizas colgadas al cuello
Colgantes con la posibilidad de colocar en su interior unas cenizas simbólicas del ser querido o diamantes elaborados con cenizas son algunas de las últimas tendencias que empiezan a popularizarse dentro del mercado funerario.
También se imponen las urnas biodegradables, con modelos de arena y otros materiales que se deshacen tiempo después de ser enterrados o urnas fabricadas con sal que se disuelven al lanzarlas al mar.
Precisamente esta última opción es una de las que mayor auge está registrando en los últimos tiempos. En este caso, la funeraria Aurens ofrece un servicio en barco con las autorizaciones necesarias para esparcir las cenizas en un punto determinado situado a una cierta distancia de la costa.
Tras la ceremonia en alta mar. los familiares reciben incluso un certificado en el que se señalan las coordenadas del lugar donde se han lanzado las cenizas del fallecido.
Este tipo de rituales no suelen ser inmediatos a la muerte de las personas sino que se organizan con más tiempo.