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Sanidad | Testimonios de profesionales en contra del decreto del catalán

El futuro de muchos sanitarios está en el aire por el ‘decretazo' catalán

Muchos profesionales sanitarios se quejan de la falta de personal en diferentes especialidades del Hospital de Can Misses.

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El decreto por el que se exige el conocimiento del catalán para poder ejercer en el sistema sanitario de Balears fue aprobado el viernes en la Mesa Sectorial de Sanidad pese a la negativa del Sindicato Médico de Balears (Simebal), el Sindicato de Enfermería SATSE, CCOO y CSIF y con la abstención de UGT y USAE. En este sentido, los sindicatos de médicos y enfermeros de las islas han anunciado que van a llevar a los tribunales este decreto que solo cuenta con la aprobación de la Administración.

Además, algunos profesionales del sector han confirmado que van a iniciar una campaña de sensibilización «para que la gente vea de qué va todo esto» y así evitar la desinformación que pueda generarse. Muchos consideran que las consecuencias que pueda generar la imposición del decreto «agravarán» la falta de plantilla en las islas y repercutirán directamente en los pacientes. Y es que aseguran que está primando el conocimiento de un idioma frente a la calidad asistencial que, además, cerrará las puertas a cientos de profesionales que no podrán presentarse a las oposiciones si no poseen el título que acredite su conocimiento de la lengua catalana.

Los testimonios

ILEANA ANTÓN / Pediatra en el Hospital de Can Misses

«Soy interina y la única neuropediatra que hay en Ibiza. Va a haber oposiciones y sin catalán no puedo presentarme al examen»

De nacionalidad argentina y residente en la isla desde hace cuatro años, habla y entiende el catalán, pero no tiene el título que lo acredite. A parte de trabajar como pediatra en el Hospital de Can Misses, Antón es la única neuropediatra de la isla; un puesto que peligra con la imposición del catalán, por parte de la Administración, a los profesionales sanitarios. «Muchos de los políticos que nos exigen acreditar el catalán no lo tienen, ni siquiera el nivel B1», critica.

Antón asegura que, durante su estancia en la isla, en ningún momento ha sentido la obligación de expresarse en catalán por demanda del paciente. «¿Tú crees que a los padres que tienen un hijo que sufre epilepsia, parálisis cerebral o una enfermedad degenerativa les importa si yo hablo catalán o no? La respuesta claramente es ‘no'», explica. «Me pasó una vez en Barcelona que una pareja que vivía en un pueblo muy apartado apenas sabía castellano y ni siquiera me exigieron saber catalán. Fueron muy respetuosos y gracias a un compañero conseguimos entendernos», señala al tiempo que intenta hacer ver que ni siquiera el único caso que ha vivido en su carrera le ha impedido ejercer con garantías su profesión.

En este sentido, la pediatra cuenta la situación que vive la Sanidad de una manera comprensible para todos. «Soy una hormiguita en un gran hormiguero. Hay otras hormigas organizando el hormiguero, hormigas que elegimos entre todos y que deberían tomar decisiones pausadas en beneficio de toda la comunidad». Algo que, bajo su punto de vista, no está sucediendo. De hecho, Antón es consciente de que el decreto del catalán está generando controversia y está llegando a provocar «enfrentamientos» entre los profesionales del sector. «Se nos olvida que los idiomas expanden, no achican», puntualiza. Así, Antón asegura que el Govern está olvidando quienes son los afectados con esta nueva imposición que «no beneficiará» a los pacientes.

Ante la pregunta de cómo va a afectar el decreto sabiendo la falta de personal en la plantilla, la respuesta la tiene clara: «los decretos son decisiones que toma una parte, no todos. Por eso se llama decreto y se está olvidando lo más importante que es escuchar la voz de la gente».

Para esta pediatra el problema no está en si un profesional del sector sanitario sabe o no catalán o si tiene el título o no. «La gente necesita trabajar, necesita llevarse comida a la boca, necesita una casa donde vivir y disfrutar de la sanidad, pero nos estamos entreteniendo con otra cosa», matiza.

ANTONIO RUIZ / Médico de Atención Primaria en el Centro de Salud de Santa Eulària

«Hay falta de contacto con la realidad social. Lo importante es el paciente y se está dejando en un segundo plano»

Antonio Ruiz es natural de Barcelona, es catalanoparlante, y en el tiempo que lleva trabajando en Ibiza ningún paciente le ha exigido que le pase consulta en catalán. «Llevo 27 años trabajando en la Seguridad Social y cinco en la privada y te puedo decir que si a un ibicenco que sea mayor y quizás no vea ya muy bien, cuando le das un informe en catalán puede ser que lo entienda menos que si se lo das escrito en castellano», explica.

Para este médico, la imposición del decreto es un «impedimento» que va a dificultar, aún más, completar las plantillas de profesionales. «Muchas veces tenemos que doblar horas porque no llegamos y la realidad es que en la cantidad de médicos que hay aquí no predomina el modelo balear», critica.

En este sentido, considera que Ibiza ya pone demasiadas «trabas» a las personas que quieren venir a trabajar, como es el caso de la doble insularidad o el precio de la vivienda, cómo para exigir que tengan el título de catalán. «Hay un porcentaje altísimo en la clase médica, roza el 85%, que no tiene el título y a mí me gustaría saber cuántos políticos de los que están en el Parlament tienen el título B o C que para ellos quizás sí que sería exigible».

Además, Ruiz no está de acuerdo con el hecho de que unas oposiciones en las que ya se habían pactado las bases se cambien «a la mitad». En este sentido, no entiende cómo una persona que tenga catalán y venga de Andalucía pueda trabajar en la isla habiendo profesionales que llevan 30 años ejerciendo y «ni siquiera se pueden cambiar de Menorca a Mallorca».

Este médico cree que el decreto del catalán va a conseguir que la asistencia sanitaria corra peligro. «Una bolsa de empleo que puede tener ahora 3.000 personas se va a quedar con 2.000 y no sé a quién puede interesarle eso», critica.

Así, Ruiz critica también la «falta de transparencia» que hay en las baremaciones a nivel balear respecto a la Península y el problema que hay para cubrir especialidades como Anestesia, Radiología o Anatomía Patológica. «Aquí hay falta y media de efectivos, de hecho hacemos llamadas activas a otras comunidades. Tenemos que saber que sitios de playa para trabajar hay muchísimos y esto va en nuestra contra».

LOURDES DEL SOL / Médico de Atención Primaria en el Centro de Salud de Santa Eulària

«Los profesionales sanitarios que no están reciclados y que les toquen las pelotas se van a ir porque en la Península hay trabajo»

Esta médica lleva 32 años trabajando en el sistema sanitario de la isla, 22 en Urgencias y el resto en Atención Primaria, y tampoco los pacientes le han exigido que les hable en catalán. «No estoy reciclada en catalán. Aprobé la oposición de médico de Urgencias hace años y tener el título nunca ha sido un requisito imprescindible ni necesario».

En este sentido, del Sol explica que ella ejerce su profesión con absoluta normalidad y no considera que el decreto del catalán sea una necesidad para poder trabajar, «más bien es un argumento político porque la exigencia es por parte de MÉS, no por parte del PSOE». De esta manera es consciente de que, en gobiernos anteriores, el hecho de acreditar el título de catalán no era una exigencia y espera que «con la presión que hay, se cambie el Gobierno y se revoque esta ley porque se ha aprobado sin el consenso de los sindicatos».

Para ella se trata de una decisión «desacertada» ya que «no hay incompatibilidad entre el desconocimiento de la lengua catalana o el no tener la certificación y el ejercicio de la profesión». Considera que el problema es otro muy distinto. «El problema fundamental que veo es que los profesionales sanitarios que no están reciclados y que les toquen un poco las pelotas se van a ir porque en la Península hay trabajo», explica. Una situación que agravaría el déficit de personal con el que ya cuenta la isla, sobre todo en momentos puntuales como las vacaciones que no tienen cómo ocupar las plazas. «Hay que apañarse con lo que hay siempre. En Atención Primaria también tenemos déficit. Se está trayendo a gente extracomunitaria que no tiene la formación MIR y eso se tiene que hacer en decremento de lo que no se está haciendo con el tema de la lengua», critica.

Del Sol sabe que la lengua sirve para entenderse y ella misma hace «esfuerzos» para hablar lo mejor posible en catalán. «En ningún momento hemos tenido problemas de comunicación», señala sin olvidar que también hay pacientes ingleses, franceses, alemanes o italianos que acuden a consulta y no saben ni catalán, ni castellano.

GUSTAVO LUCAS CARBONERO / Médico psiquiatra en la Unidad de Salud Mental de Es Viver

«De las más de 7.000 quejas registradas el año pasado en el Servicio Público de Salud, solo 7 eran por el catalán y 2 por el castellano»

Es de Valladolid y lleva 17 años trabajando en Ibiza. Este psiquiatra considera que se está viviendo una «polémica ficticia» con el decreto del catalán que no existe ni en la calle, ni en las consultas de los médicos.

«Los pacientes me han demandado respeto, empatía, profesionalidad, comprensión, formación... pero nunca ha habido ninguna interferencia lingüística en la consulta», explica. Así, Carbonero pone un ejemplo claro para explicar la situación que provoca esta imposición por parte de la Administración. «Vas al mercado y tienes dos cestas con manzanas. En una hay 47 y en otra solo 4 y pides a la gente que elijan las mejores de la cesta de 4, ¿qué crees que pensarían? Lo mismo está pasando aquí». Con esto quiere decir que se está imponiendo un decreto por encima del beneficio de los pacientes. «¿Por qué esa manía de querer ser más pobres pudiendo ser más ricos? Deberíamos de tener aquí a los profesionales más capacitados y no poner pegas», critica. «¿Crees que los profesionales de Vigo, Segovia, Badajoz... que se saquen el título y lo enmarquen hablarán en catalán con sus pacientes?», pregunta. Y es que la experiencia le dice que «no».

Carbonero considera que el título de catalán debería de ser un mérito y no un requisito. Ante esta situación explica que si a sus compañeros de Málaga, Bilbao o Perú, entre otros, les hubieran impuesto la condición de que para trabajar en la isla necesitarían acreditar el idioma, el servicio de Pediatría contaría con menos personal del que tienen ahora. «¿Sabes de dónde son los oncólogos de este Hospital?, ¿y los ginecólogos?, ¿y los anestesistas que operan a tu abuelo?, ¿les preguntáis si saben catalán?», pregunta sin olvidar que Ibiza tiene, de por sí, problemas importantes para captar y mantener profesionales.

Este pediatra se muestra seguro a la hora de asegurar que los pacientes serán las verdaderas víctimas de esta medida del Govern. Lo dice sabiendo que muchos profesionales tendrán que irse de la isla para ejercer en otro lugar. «Los ibicencos tienen derecho a tener a los mejores profesionales y a no tener que esperar cuatro meses a una ecografía porque los radiólogos se tuvieron que ir porque no sabían catalán o a que el cirujano que opera a su padre sepa operar bien un cáncer de colon aunque no sepa catalán».

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