La Audiencia Provincial ha fijado en 3.000 euros la cantidad que un fotógrafo debe abonar a unos novios y a la cuñada después de que un problema técnico les dejara sin fotos de su boda. Aunque el fotógrafo intentó solucionar por todos los medios el problema, los tribunales entienden que se ha producido una actuación negligente por parte del profesional y, por lo tanto deberá abonar esa cantidad más intereses a la pareja y a la hermana del novio que había contratado el reportaje como regalo de bodas.
El enlace tuvo lugar en un pueblo de Mallorca hace tres años. Unos días antes, el fotógrafo demandado avisó a los novios de que él no podía ir por un problema de salud de un familiar y, en su lugar acudió otro profesional. Éste asistió a la ceremonia y a parte de los festejos y realizó fotografías. Sin embargo, la tarjeta de almacenamiento de la cámara se estropeó. A pesar de que los dos fotógrafos acudieron a una empresa especializada en recuperar archivos digitales y ésta invirtió seis meses de trabajo, nada se logró. Para compensar el daño devolvieron todo lo que habían cobrado y se ofrecieron a hacer gratis un reportaje fotográfico similar. Sin embargo, en ese momento uno de los invitados ya había fallecido, lo que hacía imposible repetir los asistentes a la boda. «Ello evidencia que no se ha producido un incumplimiento doloso, pero no impide que la actuación haya sido negligente». Ante la Audiencia, la defensa del primer fotógrafo, que es el condenado, discutía la cuantía de la indemnización. El tribunal valora que, aunque los invitados tomaran imágenes, «lo que se pretendía era contar con fotos de calidad realizadas por un profesional en la materia». La pareja y la cuñada reclamaban inicialmente una cantidad mucho más elevada como indemnización: 12.000 euros. Sin embargo, la sentencia fija la cantidad en 1.750 para cada uno de los contrayentes en base a otras sentencias anteriores por hechos similares y concede 300 a la cuñada.