Aguas teñidas de un tono blanquecino, un olor desagradable y varios peces muertos. Así es como se encontraban este viernes las aguas del río de Santa Eulària, en el tramo cercano a la desembocadura, para disgusto de vecinos y turistas. De nuevo, la combinación de «las altas temperaturas, la poca circulación del agua y la abundancia de materia orgánica» serían las causas de su deterioro, según las primeras comprobaciones realizadas por los técnicos de Medi Ambient del Ayuntamiento de Santa Eulària.
La hipótesis con más peso es el afloramiento de ‘cianobacterias', comúnmente llamadas microalgas, y de momento no prevén actuar sobre el terreno al considerar que «no resulta peligroso» . «Sin tener indicios que apunten a otros problemas, lo más probable es que sea nuevamente la combinación de calor, poca circulación del agua y mucha materia orgánica. A priori no es nada que suponga un peligro. Si se ven señales preocupantes se hará lo que se considere necesario», explicaron desde el Ayuntamiento de la Villa del Río.
El mal aspecto del agua del río no es una novedad. Esta situación ya se produjo en agosto de 2017. En aquella fecha, los análisis realizados por laboratorios independientes a instancia del Consistorio determinaron que se debía a un proceso natural vinculado a las altas temperaturas y la gran cantidad de nutrientes en el agua.