La playa de ses Salines volvió a ser ayer, como cada 1 de enero, el escenario elegido para estrenar el nuevo año dándose un chapuzón. De hecho, alrededor de un millar de personas aprovecharon el día festivo de Año Nuevo para acercarse con amigos y familia y disfrutar de una jornada diferente.
Es el caso de Emily, una joven irlandesa que repetía por segundo año consecutivo. «Cuando vine el año pasado me encantó y me bañé, pero este estoy un poco resfriada y he venido solo a verlo porque merece la pena», dijo. Para ella, se trata de una tradición «bonita» que te permite empezar el año de una manera diferente. Eso sí, señaló que después hay que secarse bien, comer la comida que sobró de la cena de Nochevieja y dormir una siesta «para empezar el año descansado».
Cerca suyo estaba Alice, también de Irlanda pero que lleva viviendo 17 años en Ibiza. Según contó, meterse al mar el 1 de enero «recarga pilas» y, por ello, repite cada año que está en la isla. «Es como un bautizo; cierras una etapa y empiezas un año nuevo», apuntó. Tras el chapuzón, Alice brindó con cerveza con sus amigos y extendieron un mantel para hacer un pícnic en la playa. «Lo suyo ya es quedarte aquí. No pasa nada porque no hagas una gran comida como se hace tradicionalmente este día, lo que importa es que puedas compartirlo con la gente que quieres».
Luis fue otro de los que pisaron ayer la playa de ses Salines. «El ambiente está bien y se ve que la gente tiene ganas de prolongar la fiesta, de disfrutar en familia y de pasar ya todo el día de una forma diferente».
La playa también se llenó de niños y perros y todos corrieron para meterse al agua sin pensárselo mucho porque, aunque el día amaneció soleado y a mediodía se alcanzaron los 17 grados, casi todos coincidieron en que el agua estaba «fresquita»; lo normal en estas fechas.
Después, casi todos se quedaron a comer en la playa ya que habían llevado varios platos de comida preparada. Sin duda, un 1 de enero especial en el mar con mucho positivismo.
Esta jornada ya es cita imprescindible en el calendario ibicenco gracias a una empresa de vinos que empezó a organizar la quedada hace ya nueve años. Así, se hacen tres turnos para bañarse en grupo a las 12, a las 13 y a las 14 horas y, ayer, fue uno de los años con más multitud de gente. Eso sí, muchos echaron de menos más presencia de gente local, ya que la gran mayoría eran extranjeros.