Nació en Francia, de padre argelino de origen español y madre francesa, pero toda su vida profesional ha sido en España donde empezó como auxiliar de enfermería y después se dedicó a la enfermería. Ha vivido en Alicante, en Palma donde trabajó como auxiliar de enfermería en el Hospital de Manacor, y después decidió trasladarse a la península. Eligió Murcia, vivía en la localidad costera de Santiago de la Ribera con su pareja, donde compaginó su trabajo de auxiliar con sus estudios de Enfermería. Después vino a Ibiza donde ha desarrollado toda su carrera profesional como enfermero.
Empezó como auxiliar y después estudió Enfermería. Lo próximo es Medicina.
—No, no (risas) No me gusta. Es muy distinto, está centrado más en la patología y Enfermería es más en la persona y en los cuidados. No me veo diagnosticando. Yo soy defensor de que el enfermero es autónomo, colabora con el médico y no está por encima ni por debajo. Cada uno tiene sus competencias, su disciplina y fuente de conocimiento. Todo el mundo aporta, desde el auxiliar de enfermería, el trabajador social o el fisioterapeuta, y el paciente esta enmedio.
Sus inicios en la sanidad fueron como auxiliar de enfermería.
—Sí, estuve diez años de auxiliar. En 2006 me vine a Ibiza y empecé en Primaria, después me fui a Cuidados Intensivos donde estuve una temporada hasta que dieron una interinidad en Primaria y empecé en Es Viver. Abrí el centro de salud de Sant Jordi, a los seis meses pase a coordinar los centros de Es Viver y de Sant Jordi hasta que vine a la dirección.
¿Cómo se ve la enfermería desde un centro de salud?
—Mi recorrido como auxiliar de enfermería ha sido hospitalario, era lo que conocía. Me llevé una grata sorpresa. Al principio me costó la adaptación, porque me encontraba solo en una consulta y estaba raro, en un hospital siempre estas muy rodeado de gente, tienes a otros profesionales a los que acudir si tienes una duda. Yo venía de una UCI en la que está todo super controlado; si tienes un problema con un paciente te ayudan otros compañeros y el médico está muy cerca. Luego le vi muchas posibilidades porque la ventaja que tenemos en Primaria es que el trabajo de la enfermera es muy autónomo y diverso, puedes hacer atención a domicilios y educación para la salud en la que descubrí otro mundo, tanto a nivel individual como grupal, y me empecé a formar porque me gustaba mucho trabajar con grupos.
Vamos que la función de enfermero no se limita a poner inyecciones como se cree a veces.
—No, en Atención Primaria no. Es muy compleja la atención y me resultó difícil. El ámbito es muy amplio, puedes ir a un domicilio en el que un paciente tiene una prótesis de cadera hasta atender a un diabético, que es otro mundo. Hay mucha patología crónica, tienes que aprender mucho, leer guías. No me resultó fácil, la gente se reía porque decía que venía de una UCI, pero son cosas distintas y hay que ponerse al día.
El gran cambio fue cuando asumió un cargo directivo.
—Empecé con la coordinación del centro de salud de Sant Jordi y eso ya fue un reto grande porque llevaba año y medio en Primaria y nunca había montado un centro de salud. Tuve mucha suerte porque un auxiliar de enfermería me ayudó mucho y también los compañeros. Me llevaba muy bien con Paco Ribes, que era el coordinador del centro. Fue un reto pero aprendí mucho y fue llevadero. A los seis meses dejé lo asistencial y coordiné también Es Viver.
Que le sirvió de experiencia para su cargo.
—Sí, porque Es Viver fue difícil. El centro funcionaba, empezamos a hacer proyectos de educación para la salud y nos pilló un momento de recortes. En Es Viver tuve la ventaja de que había muchas enfermeras veteranas de mucho tiempo y recorrido en gestión de las que aprendí mucho y me enseñaron bastantes cosas.
Ha mencionado en varias ocasiones a la gente con la que ha trabajado. ¿Es importante delegar en la vida?
—Sí, porque si no los proyectos no siguen. Uno cuando está de coordinador o liderando un proyecto, lo suyo es que no sea de ese directivo ni del coordinador, sino que la gente haga suyos esos proyectos.
Toque madera porque es uno de los pocos cargos directivos del Área de Salud que se mantiene desde el principio de legislatura.
—A veces hay momentos duros, pero he aprendido mucho y se han liderando proyectos. Me he sentido muy apoyado por los profesionales, los coordinadores y la directora de Enfermería.
¿No echa de menos su trabajo como enfermero?
—A veces sí, sobre todo la educación para la salud y la atención domiciliaria. Me gustaba mucho la atención domiciliaria porque se crean unos vínculos muy chulos con los pacientes, entras en su intimidad, se establecen unos lazos muy importantes y eso lo echo de menos.
¿Qué recuerda de sus inicios como enfermero?
—Empecé en la unidad básica de Cala de Bou y estaba solo. Llamaba al centro de salud de Sant Antoni cuando tenía dudas y me ayudaban. Recuerdo el primer día que tenía extracciones, estaba solo y había una lista de una veintena de personas, tenía el típico miedo por si se mareaba alguien o no podías pinchar a una persona.
¿Cuál ha sido su mejor momento profesional?
—He tenido muchos. La apertura del centro de salud de Sant Jordi fue un reto. Con los pacientes recuerdo cuando otra enfermera, Isabel Perelló, y yo montamos un taller de control de estrés. Cuando acabó nos dio un subidón de adrenalina. Había una compenetración con las personas que estaban en el taller, era algo nuevo. Estaba dirigido a personas con estrés, pero no con depresiones, y la unidad de salud mental nos derivó pacientes. Teníamos duda porque no sabíamos si iban a encajar y si íbamos a saber manejarlo, pero fue muy gratificante porque todos salieron muy contentos.
¿Y el peor momento?
—Cuando llegué a la dirección. Las primeras semanas fueron duras. Cogí un relevo. Estaba el verano y todo el tema de las sustituciones de personal, eran muchos días de 12 o 14 horas de trabajo.
¿Qué le aporta su trabajo como enfermero?
—Aprendo mucho de las personas porque ves que cada uno tiene una realidad diferente, ves cómo se supera la gente en momentos que está muy vulnerable.
¿Por qué decidió venir a Ibiza?
—Me apasionó la isla desde el primer día que la pisé de vacaciones. Mi mujer había vivido aquí y tenía familia.
Si le pregunto con qué hospital se quedaría de todos los centros por los que ha trabajado, seguro que me responde que Can Misses.
—Sin duda. Llevo trece años aquí y la isla me encanta. Todos los sitios en los que he trabajado me han gustado.