Los miércoles en Hï Ibiza la bienvenida la dan dos portmanyins. ‘Bartu' Prats (13/10/1993) y Asier Sala (03/06/1993), conocidos como WhiteBeats, son los encargados de poner en marcha la fiesta. «Para nosotros tener la oportunidad de pinchar en una discoteca tan conocida a nivel mundial es un sueño», señalan. En un cartel en el que brillan Armin Van Buuren y Sunnery James y Ryan Marciano, se cuelan estos dos ibicencos. «Cuando empezábamos, nunca nos imaginamos llegar hasta aquí, sueñas con ello, pero no pensábamos que fuésemos a compartir cabina con la gente con la que lo hemos hecho. Para nosotros es una gran suerte», confiesan.
El sueño se empezó a fraguar hace años. «Todo surgió cuando nos compramos nuestros primeros reproductores, debíamos tener unos 15 años. Al poco tiempo, tuvimos la oportunidad de jugar con unos CDJ 1.000, empezamos trasteando hasta que supimos mezclar dos canciones mínimamente. Después, a Asier le regalaron sus padres los CDJ 2.000 y probando cosas vimos que nos compaginábamos bien y que podríamos hacer algo juntos», explica Bartu.
Una vez que la semilla empezó a florecer, lo siguiente era encontrar un nombre. El dúo comenzó siendo 2WhiteBeats. «El ‘2' pues porque somos dos, lo del white (blanco en inglés) por nuestras raíces, Ibiza es la isla blanca; y el beats porque es una palabra inglesa con muchos significados como latido, golpe o ritmo», confiesa Asier. Ahora lo han simplificado por «cuestiones estéticas» y «para fortalecer la marca».
Un largo camino
Estos días comparten cartel con algunos de los mejores djs del mundo, pero para llegar hasta aquí tuvieron que recorrer un largo camino. Al ser preguntados por sus inicios, se sonríen. «Buffff… pinchando en fiestas de instituto y en cualquier sitio en el que nos dejaran meter la patita. Después estuvimos como residentes en algunos locales esperando nuestra oportunidad», recuerda Asier. Esa oportunidad les llegó en 2013 en Es Paradís y, en 2014 y 2015, en Space.
Poco a poco, se fueron haciendo un nombre en el mundo de la música, aunque no fue para nada fácil. «Este sector es muy difícil, hay muchísima competencia y muchísima gente que lo hace genial. Es algo parecido a ser futbolista. No vale con ser solamente bueno, también tienes que tener suerte, que alguien te vea y apueste por ti», señala Bartu.
Sobre si el hecho de ser ibicencos es una ventaja a la hora de abrirse puertas en el mundo de las grandes discotecas, creen que es algo que a veces puede jugar en su contra. «En Ibiza las discotecas tienen a los mejores del mundo y colarte entre ellos es muy complicado, tienes que luchar mucho para que te vean como una opción», explica Asier. Aunque añade: «Hay gente que nos ha ayudado y nos ha dado la oportunidad porque piensa que la gente de aquí también tiene talento».
Reconocen que Ibiza y la fiesta van de la mano, pero no dejan pasar la oportunidad de vender la otra parte de la isla: «Nosotros al ser de aquí sabemos todo lo que nos ofrece Ibiza. No estamos todo el día pensando en fiesta. Después de estar en el estudio, lo que menos nos apetece es meternos en una discoteca, buscamos relajarnos y estar cerca de la parte más mágica, las puestas de sol y lugares sin un alma en los que encontramos la inspiración».
Sin etiquetas
En cuanto a su música, huyen de las etiquetas. «Sería muy complicado encajarnos en un estilo, podemos decir que pinchamos house y nos movemos dentro de todas sus variantes. Buscamos la energía, las buenas vibraciones y congeniar con el público, hacer que bailen y disfruten. Cada sesión es un mundo nuevo, nos gusta improvisar, ver cómo reacciona la sala y jugar con las canciones que tenemos. Hacer cada día lo mismo sería un error», apunta Asier.
Por último, sobre la puerta al mundo que les abre la residencia en Hï Ibiza, Asier asegura: «Estar en nuestra isla, en la mejor discoteca del mundo y compartir cartel con djs de este nivel es algo para estar orgullosos. El año pasado debutamos en Hï con un cartel del máximo nivel, y este año seguimos con una residencia con djs con Armin Van Buuren o Sunnery James & Ryan Marciano, eso solo te deja con ganas de seguir creciendo». «Hï es una ventana al mundo increíble, estamos en el buen camino, pero hay mucho nivel, debemos seguir aprendiendo y ser fieles a nuestro estilo. Quién sabe dónde estaremos el día de mañana», concluye Bartu.