La histórica banda gallega de música folk liderada por Bieito Romero, Luar Na Lubre, congregó a 500 personas en el recinto exterior de la vieja comandancia militar, actual sede de la UIB. Una enorme cantidad de público que muy raramente se ha visto en el Festival Nits de Tanit, que este año ha llegado a su sexta edición.
Los ocho músicos gallegos que subieron al escenario hicieron las delicias de los asistentes, a pesar de la organización, manifiestamente deficiente. Ni el público ni los artistas merecían el maltrato al que fueron sometidos sin compasión. Una cola de hasta 40 minutos para entrar en el recinto, de pie y a oscuras. Innecesariamente, claro. Una única persona para escanear 500 entradas. ¿Cómo no iba a haber cola? A las diez de la noche, hora establecida para el comienzo de la actuación, aún quedaba la mitad del público por ocupar sus asientos. Suerte que a alguien se le ocurrió acabar con la oscuridad y encender las luces exteriores del recinto que, a la salida, volvían a estar apagadas. Imposible saber por qué razón.
Con 35 minutos de demora sobre el horario anunciado subieron al escenario Bieto Romero (gaitas, acordeón y zanfona), Irma Macías (voz), Antía Ameixeiras (violín), Patxi Bermúdez (bodhram, tambor, djembé), Pedro Valero (guitarra acústica), Xavier Ferreiro (percusión latina, efectos), Xan Cerqueiro (flautas) y Brais Maceiras (acordeón). Y todo hubiera sido perfecto si no fuera porque el sonido resultó aberrante e impropio de la calidad musical de un grupo celta mítico, que lleva a sus espaldas 33 años de historia, más de 1.500 conciertos en 30 países del globo terráqueo y 18 álbumes propios grabados.
Ribeira Sacra
El concierto desgranó los temas de su último trabajo de estudio, Ribeira Sacra, mezclados con las piezas que han convertido a Luar Na Lubre en el estandarte de la música tradicional gallega: O Son do Ar y Xove en Santiago, entre otras. La impresionante voz de Bieto Romero hizo didáctica de cada tema, con profusas explicaciones que enriquecieron la actuación y que la gente agradeció. Se trató de la primera actuación del grupo en Ibiza y reconocieron estar emocionados ante la numerosa asistencia.
Pero como suele ser habitual fue con las interpretaciones más festivas y alegres con las que el público disfrutó más, algunas incluso bailando. Los artistas y la luna invitaban a ello. Y la gente se entregó al encanto de los ocho virtuosos que dieron todo lo que tenían. Ni unos ni otros merecieron una calidad de sonido infecta que avergonzaría a cualquiera. Encomendemos a la diosa Tanit que la cosa mejore en las sucesivas actuaciones que se anuncian.
La próxima, el domingo 28 de julio a las 22 horas: los italianos Kalàscima.