El riesgo de incendio era ayer muy alto y la alarma saltó minutos antes de las 13.00 horas, cuando las primeras llamas empezaban a avanzar por un terreno agrícola localizado en Sant Llorenç, a la altura del punto kilométrico 13,5 de la carretera de Sant Joan.
Tras recibir la alerta se activó un amplio dispositivo de emergencia que movilizó hasta el escenario del incendio a una primera dotación de bomberos del Consell d'Eivissa con dos vehículos, así como a una veintena de brigadistas del Ibanat con dos autobombas, dos agentes medioambientales y un técnico.
Para frenar el avance del fuego por una basta zona agrícola localizada cerca de la Cooperativa Can Guasch, los medios terrestres contaron con el apoyo aéreo de un helicóptero y una avioneta del Ibanat. Hasta el escenario del incendio también se habían movilizado agentes de la Policía Local de Sant Joan y Guardia Civil.
Los bomberos movilizaron un total de once efectivos con dos bombas rurales pesadas y otras tantas nodriza, una de once toneladas y otra de seis.
La intervención de los medios desplegados fue clave para evitar que las llamas alcanzasen algunas de las viviendas enclavadas en el escenario del incendio.
30/30/30, un cóctel fatal
Con el paso de los minutos las condiciones desencadenaron lo que se denomina un «fuego perfecto» con la coincidencia de tres cifras demoledoras: la regla del 30/30/30. Los más de 30 grados de temperatura, menos del 30 por ciento de humedad y rachas de viento de más de 30 kilómetros por hora complicaron las labores de los efectivos desplegados en una zona «plana y abierta, un escenario perfecto para el avance de las llamas», señaló el cabo de bomberos Bruno Roig Ribas.
Pasadas las 19.00 horas, seis después de declararse el incendio, los bomberos continuaban refrescando algunos puntos calientes que quedaban en la zona. Las estimaciones cifraban la superficie quemada en más de 12 hectáreas, el equivalente a unos doce campos de fútbol.