Ayer por la mañana la plaza de la iglesia de Jesús vivió un emocionante intercambio generacional. Fue durante el día que se organiza todos los años dentro del programa de fiestas para los mayores de este pequeño pueblo del municipio de Santa Eulària. Muchas personas mayores poblaron la iglesia y los alrededores y después varios jóvenes y niños mostraron sus habilidades como balladors y balladoras en Sa Colla de l'Horta.
Pero vamos por partes. Minutos antes de las doce de la mañana bastante gente se comenzó a congregar en los alrededores para hablar con sus vecinos, compartir chascarrillos, ponerse al día y sobre todo coger sitio puesto que el calor empezaba a ser intenso. Una vez dentro muchos se sorprendieron del magnífico aspecto que lucía la iglesia gracias a la decoración floral que había dejado una pareja que se había casado el día anterior.
Después, una vez que todo el mundo hubo ocupado su sitio en el templo, comenzó la misa, oficiada por uno de los párrocos más queridos en la isla, el exde Sant Jordi y desde hace tres años titular de la parroquia de la Mare de Déu de Jesús, Pedro López. Además, la homilía estuvo animada de forma maravillosa por las voces del Cor des Pla de Jesus que dirige desde hace unos meses Miguel San Miguel.
En torno a una hora duró la ceremonia. Cuando el sol ya apretaba de lo lindo llegó el ball pagès y el protagonismo para los miembros de Sa Colla de l´Horta. Como viene siendo habitual desde hace años la colla local apostó por sus jóvenes balladors, balladoras y sonadors y una quincena de ellos demostraron en el patio de la iglesia que las tradiciones de Ibiza están más vivas que nunca y que se puede presumir de ellas. Ante un numeroso público, algunos de ellos turistas que inmortalizaban el momento con sus teléfonos móviles, bailaron todos los pasos del ball pagès sacando incluso alguna lagrimilla entre los presentes. Sobre todo cuando llegó el momento más emocionante. Lo protagonizó el pequeño José Riera Marí de tres años, quien tras debutar en Cala Llonga ayer se animó a bailar con su orgullosa madre Verónica Marí.
Una vez recuperados, todo el mundo cogió el coche rumbo a Cala Lenya para poner final al día de los mayores de Jesús con una gran comida.