Domingo 15 de setiembre de 2019. Por primera vez el mítico grupo uruguayo La Vela Puerca tocó en Ibiza. El lugar indicado fue Las Dalias, mercadillo hippie de la localidad de Sant Carles.
Las ocho de la tarde era la hora indicada del toque, aunque las puertas permanecieron cerradas hasta las 21.00 horas. De a poco la gente llegaba, la gente siempre llega porque la gente va. Camisetas de la selección de Uruguay, de Nacional y Peñarol, alguna filtrada de Solymar, banderas celestes en patota. Mucha uruguaya y uruguayo aunque esta vez sin mate y con algo más frío en la mano.
No era un domingo más. Por primera vez en la historia de la banda, se presentaban en Ibiza, isla de pocos habitantes en invierno y muchos en verano, de gente de diferentes orígenes pero con las raíces claras. Muchos pageses con los cuales los uruguayos nos sentimos identificados, tal y como dejó claro el cantante del grupo, Sebastián, con su saludo: «¡¡buenas noches pageses!!»
La ansiedad de a poco empezó a decir presente, no hay alegría sin dolor y todavía faltaba lo mejor. La música sonó desde el inicio, previo a que la banda saliera al escenario. Música sentida y con mensajes: al reggaeton le aplicaron el derecho de admisión y no pudo entrar.
Ver una banda entrar en escena me hace pensar cuando un equipo sale a la cancha a un estadio lleno. Eso sí, este domingo esta noche el partido se jugaba en cancha chica, con un colorido total. Hay escenarios que pueden albergar a miles de personas, Las Dalias no es el caso pero sin embargo tiene un toque con un tinte íntimo, particular.
«La memoria dijo ¡¡presente!!»
La Vela Puerca empezó a sonar cuando el reloj marcaba las 21.30 horas. Ya por entonces el corazón latía fuerte, mucho más que las agujas. Si dividimos el toque en partes, la primera parte fue toda dedicada al disco nuevo, de nombre Destilar. Temas que se presentaban en sociedad por estos lados del mapa. La segunda parte estuvo marcada por la mixtura, temas nuevos y alguno no tanto, colándose algún tema de los inicios, esos que nunca se olvidan. Pero lo mejor estaba guardado para el final con canciones que cantaban más la gente que la banda con la adrenalina muy presente, la piel erizada y recuerdos a flor de piel, con humo de otras flores de fondo. Miradas de complicidad, por un momento todos estábamos en Uruguay.
Siempre es lindo volver a casa y no solo para ver al perro. Por un rato, a los que decidimos estar de este lado del mapa nos tocó estar allá, en nuestro país. Ese que figura chiquito en el mapa pero enorme en el corazón. El domingo fue noche uruguaya en Ibiza. La colonia charrúa se juntó, cantó, saltó y bailó. Algunos todavía seguimos cantando. La bandera flameó toda la noche pero es que en realidad nunca dejó de flamear. El domingo la memoria dijo ¡¡presente!!. Hay que festejar para sobrevivir.