Manuel Arnal inauguró ayer en el Espai Jove de Sant Antoni una nueva edición de su tradicional exposición de cometas. Tras dos años de parón por motivos personales, este valenciano exconserje del CEIP Can Coix ha vuelto a reunir una decena de estos artilugios voladores que él mismo ha ido haciendo a lo largo de los años.
Según explicó ayer Arnal a Periódico de Ibiza y Formentera todos los ejemplares que forman parte de la muestra han sido realizadas de forma totalmente artesanal. La mayoría está hecha con papel de morera y bambú, están pintadas a mano, y suponen un amplio recorrido por la historia de las cometas «de modo ameno, visual y divertido».
Este año la gran novedad es una enorme cometa que está inspirada en Fújur, el famoso dragón blanco de la suerte de la película La historia interminable. «Era una película que siempre gustó mucho a mis hijos, sobre todo este personaje bondadoso que ayuda al protagonista Atreyu, y por eso pensé que sería una buena idea crear una cometa que se pareciera a él». Dicho y hecho. Todo el mundo que pase por el Espai Jove de Sant Antoni reconocerá la cabeza del divertido dragón hecha de bambú y tela y con un tren detrás de cometas circulares, de inspiración asiática. Serán 25 metros que se podrán ver en el aire durante una nueva edición del festival Posa una estel al cel, que este año está previsto se celebre el próximo 26 de enero en la playa de Ses Variades, en Sant Antoni.
Junto a esta gran cometa también hay otras japonesas, de invención propia o adaptaciones de algunas que el propio Arnal ha visto en Internet. Muchas, incluso, le recuerdan a su niñez, como las milotxes típicas valencianas. «Aunque vivo en Sant Antoni desde hace más de un cuarto de siglo, nací en Montcada y allí hay una gran tradición de ir a volar cometas, y por eso cuando hace muchos años conocí a Pepín Valdés, uno de los grandes impulsores del festival, y le enseñé la colección que tenía en mi casa, rápidamente me convenció para que intentara poner en marcha una exposición anual en Sant Antoni».
«Conocer este maravilloso mundo»
Desde que hicieron la primera la intención de Arnal y de Valdés ha sido siempre la misma, que los jóvenes de la isla de Ibiza «conozcan lo bonito que es el mundo de las cometas y que aprendan que, además de las consolas y los aparatos electrónicos, hay otras maneras de divertirse y pasarlo bien jugando al aire libre». No en vano, según este valenciano «cuando se aprenden a usar se descubren otras sensaciones, ya que para poder hacerlas volar hay que pensar y reflexionar sobre el mejor modo de conseguirlo».
Algo que aprendió Manuel Arnal desde bien pequeño ya que durante mucho tiempo «las cometas eran uno de los principales juguetes que teníamos al ser muy divertidas y relativamente fáciles de hacer». De hecho, aún recuerda como si fuera ayer cómo empleaba para su construcción junto a sus amigos «cañas cogidas de cualquier cañaveral, hilo de bramante, hojas de periódico, si se podía y eras muy afortunado carteles de películas como Ben Hur, Lo que el viento se llevó o los Diez Mandamientos, y una especie de pegamento o engrudo muy resistente elaborado a base de harina y agua que era tan resistente como el actual».