A las siete de la mañana de los jueves llegan las payasas de ‘Sonrisas Médicas' al Hospital Can Misses. Van con tiempo porque «hay que prepararse y maquillarse, por si hemos perdido la práctica» Y es que la asociación volvió ayer, por fin, a su retomar su actividad después del parón causado por la pandemia.
El equipo de ‘Sonrisas Médicas' está integrado por cuatro enfermeras, que se dividen en turnos de dos en dos, porque es mucho más fácil trabajar en equipo y tener a alguien en quien respaldarte, sobre todo en un hospital.
Y es que, desde hace dos años, los payasos forman parte del engranaje indispensable del equipo humano del Hospital Can Misses.
El personal sanitario está tan encantado con las nuevas incorporaciones que, incluso, muchas veces son los propios médicos quienes llaman cuando tienen una situación complicada, como una intervención, y necesitan que el infante se distraiga antes de ser anestesiados. Se relajan y se distraen.
La ronda de las doctoras Irene y Esther recorre toda la planta infantil. Las payasas llevan los bolsillos llenos de artilugios y la cara con una nariz de goma. Y todo ello «con el accesorio nuevo de este año, la mascarilla», ríen.
El dúo improvisa diálogos como si los trajeran preparados de casa. La complicidad entre ellas es palpable, pero se haría muy difícil si no la hubiera.
Nilo, un pequeño de tan solo cuatro meses entra en la sala de rehabilitación y fisioterapia infantil. La doctora Laura empieza a palparle y el bebé estalla en llanto. Y es justo ahí cuando entran en juego los refuerzos: las payasas entran con telas de colorines y sonajeros y, como por arte de magia, el bebé vuelve a la calma.
La doctora encargada de la sesión se reafirma, «teníamos muchas ganas de que volvieran, los niños están mucho más tranquilos y se entretienen. La verdad es que se les cambia totalmente la cara».
Más sonrisas
Un hospital implica muchas horas de dolor y de incertidumbre, sensaciones a los que los más pequeños no suelen estar acostumbrados y que, por tanto no entienden. ‘Sonrisas médicas' se encargan de llevar alegría y de encender esa luz que solo los más pequeños poseen.
Con ellos, los niños tocan instrumentos, juegan con pelotas, con peluches…. Los payasos de sonrisas médicas son igual de necesarios y terapéuticos que los médicos.
Y no son los más pequeños los únicos que necesitan ese apoyo. Muchas veces también hablan con los padres, que en los momentos difíciles se angustian y necesitan palabras de aliento. La distracción también sirve para los adultos.