Ramón Díaz (Jimena, Jaén, 1957) es una de las personas más conocidas y respetadas dentro del sector náutico de la isla de Ibiza. Es el presidente de la Asociación Náutica de Pimeef desde que en noviembre de 2015 llegara al cargo tras ser vicepresidente durante 25 años,y desde 1987 es gerente de la empresa Náutica Viamar que él mismo creó y que es la única náutica de las Pitiusas que está certificada con la ISO de calidad y Medio Ambiente y que es Volvo Penta Center de Ibiza y Formentera. Por ello es una de las voces más autorizadas para hacer balance de cómo ha sido para el sector de la náutica esta temporada tan atípica, marcada por el coronavirus, las restricciones, las cuarentenas y los confinamientos.
Estamos a primeros de octubre y toca hacer balance de la temporada de verano en el sector de la Náutica. ¿Cómo ha ido todo?
—Pues dentro de todo lo malo que ha sido para otros sectores de Ibiza y Formentera la aparición del coronavirus y todo lo que ha conllevado para la economía, se puede decir que hemos sido unos privilegiados.
¿Y eso?
—Porque hemos demostrado que el turismo náutico es una manera de disfrutar de un ocio más seguro y controlado. Una manera diferente de recorrer rincones preciosos de nuestra maravillosa isla.
¿Económicamente les ha ido muy bien entonces?
—Se podría decir que nos ha ido bien. Ha habido un importante volumen de negocio y eso también ha venido bien para otros sectores relacionados con el nuestro como la reparación y el mantenimiento de embarcaciones. Al haber tanta demanda estos talleres han tenido mucho trabajo y eso es una noticia positiva.
¿Entonces el balance del año es muy positivo?
—Podría decirse que sí pero siendo conscientes de que con seis semanas es imposible amortizar todos los gastos de personal, alquiler de amarres y locales, reparaciones... al final el año 2020 va a terminar en números rojos para todas las empresas del sector pero lo positivo es que serán menos rojos de lo que parecía en su momento.
¿El éxito se debe a que los turistas están descubriendo otra forma de hacer turismo a través de las embarcaciones?
—Sin duda. El valor fundamental que ofrece este tipo de ocio es la seguridad. Genera aislamiento, estar con grupos reducidos y generalmente dentro de tu mismo núcleo de convivencia, y además puedes llegar a casi cualquier rincón de la isla con libertad. Gracias a esto junio, julio y agosto han estado al cien por cien. Tanto que era casi imposible encontrar un barco libre para alquilar en Ibiza.
Dentro del sector, que es muy amplio, ¿hay algún tipo de embarcación que haya funcionado mejor?
—Realmente todos han tenido un gran éxito. Entre las pequeñas, de unos 7 u 8 metros, no había casi libres. Igual que los de motor, de entre 18 y 20 metros, que también han funcionado tremendamente bien. Incluso, entre los veleros nos hemos encontrado con una gran demanda. En este caso porque algunas empresas lo han empezado a enfocar con gran éxito como una manera original de pasar varias noches a bordo, en el mar y al aire libre. De hecho, me consta que al igual que en Ibiza y Formentera, en Mallorca y Menorca los veleros también eran las embarcaciones más buscadas por los clientes.
¿Y el turismo de llaüt? Parece que también está cogiendo mucho auge...
—También ha funcionado muy bien. Todo tipo de embarcación que no necesita título para ser llevada se está convirtiendo en un gran atractivo. Además, los precios se están ajustando muchísimo debido a la gran competitividad que hay en el sector.
¿Eso quiere decir que el turismo náutico está abandonando ese aire que tenia de turismo elitista?
—Absolutamente. Hoy en día puedes comprar un barco pagando una cuota mensual de unos 200 euros. Algo que se puede permitir un amplio sector de la población. Y eso hace que mucha gente apueste por hacer una inversión para luego disfrutarlo durante el verano. Al final, en un lugar como Ibiza y Formentera, a poco que te sepas organizar, se le saca bastante partido a una embarcación.
Pero usted siempre ha lamentado y criticado el problema de los amarres que sufren las Pitiusas.
—El problema sigue estando ahí. Hoy por hoy hay mucha demanda de embarcaciones y de negocios relacionados con el sector pero desgraciadamente seguimos teniendo un problema enorme con los espacios para fondear. No hay casi sitio para dejar los barcos.
¿Cree que esto puede cambiar con la crisis que ha generado el coronavirus?
—No creo. Llevamos muchos años con este problema y a pesar de que se ha hablado de alternativas como los campos de boyas todo sigue igual. Si nos compararamos con Mallorca, nuestra ratio por kilómetros de línea es ínfimo.
¿Y el problema del precio de los amarres? ¿Cree que bajarán?
—No estoy seguro. Llevamos diez años incrementando cada año el precio de los atraques y no se pone freno. Esto también es grave porque supone otro freno importante a la evolución de un sector en continuo crecimiento y con cada vez mayor demanda.
¿Cree que el éxodo de trabajadores a la península por falta de trabajo también les puede pasar factura a la hora de guardar y mantener los barcos en invierno?
—Eso también genera muchas dudas. Lo que si te puedo decir es que a día de hoy se está retrasando mucho el sacar los barcos del agua, porque hace muy buen tiempo y porque se ve una manera segura de ir a calas o playas. Y cuanto más tiempo se tarde en sacar el barco peor será porque necesitan mantenimiento y reparación tras pasar tiempo en un medio muy hostil como es el mar.
¿Tantos barcos siguen en el agua?
—Sí. A día de hoy apenas un 10% de la flota de Ibiza está fuera, señal de que se está alargando mucho la temporada. Es una cifra muy significativa teniendo en cuenta que se ha botado el cien por cien.
Entonces, ¿se podría decir que hay trabajo garantizado?
—Aunque es muy difícil de prever podríamos decir que habrá trabajo relacionado con las náuticas hasta diciembre y enero.
¿Tienen constancia de que los usuarios empiecen a usar las embarcaciones como viviendas como en otros países?
—De momento no. Es algo que no está muy extendido en España. Pero si que hemos detectado es el aumento de embarcaciones de todo tipo que han llegado desde Mallorca o desde la península. Este aumento no lo habíamos visto nunca.