Rosalina Marí es la responsable de la finca de Can Moreno, en Sant Rafel. Allí nos recibe junto a Hans Salewski, apicultor que tiene una serie de colmenas en esta finca. Con el apoyo de Ibiza Produce, 2.250 euros para sufragar las plantas, han dedicado una parcela al cultivo de distintas especies cuya floración se produce entre los meses de junio y septiembre. De esta manera, no faltará flor melífera durante una época en la que el campo ibicenco está seco. Se trata de una prueba piloto con intención de extender a otras fincas, según explican ambos. A la vez, añade el apicultor, se está consiguiendo desarrollar una raza, desde la autóctona, de abeja más doméstica, «un poco más simpática» para conseguir que la convivencia con los humanos en el campo sea menos agresiva. Al parecer, el primer año de convivencia en la finca con las colmenas éstas demostraron que eran quienes mandaban en el territorio y Toni, compañero de Rosalina, acabó frito a picotazos. Aún así, insiste en la importancia de las abejas, como tantas otras especies, a la hora de favorecer la polinización indispensable para la fructificación.
La abeja en Ibiza
En cuanto a la situación actual de la abeja en Ibiza, Hans opina que es buena. «No hay mucho insecticida ni veneno en los campos», asegura, mientras Rosalina mueve la cabeza con cierta discrepancia. «La mayoría de los reservorios de flores están en jardines, públicos y privados, y no son para nada ecológicos, al contrario: son superquímicos y esa flor no la pueden aprovechar», argumenta Rosalina, quien añade otros factores, como las radiaciones o que el campo ibicenco predomina más el químico que el ecológico, la introducción de especies exóticas o, sobretodo, la sequía. A nivel demográfico, Hans defiende que se está manteniendo la población gracias a la intervención de los apicultores, que cuidan el campo en verano cuando no tienen sustento para evitar distintos parásitos que aprovechan la falta de defensa en las colmenas por falta de néctar. La voz de alarma que puso manos a la obra a los apicultores la dio una merma en la producción de miel hace unos años, coincidiendo con las sequías. También insiste Hans en lo perjudicial de las ondas que emiten antenas y repetidores como 4G o 5G.
En los 400 m2 dedicados a este proyecto podemos encontrar desde rosales y margaritas hasta herba llüisa (Aloysia citrodora). Plumbago capensi, Erigeron karvinskianos, Jazminum multipartitum, Salvia, Romero, Dimorphoteca y Myoporum parviflorum son el resto de plantas que acompañan a los frutales, cítricos, manzanos y perales. Estos frutales tienen también la función de ofrecer espacios de sombra para que las abejas puedan resguardarse también de las radiaciones solares.