El titular del juzgado de Instrucción número 4 de Ibiza ha dictado un auto de prisión provisional eludible con fianza para uno de los ocho detenidos el lunes en el marco de una operación antidroga en sa Penya, quedando en libertad con cargos el resto de los arrestados por la Policía Nacional como presuntos autores de un delito contra la salud pública.
Los ocho arrestados fueron puestos a disposición judicial la mañana del miércoles y las declaraciones se prolongaron durante varios horas dado el gran número de detenidos.
Los investigados fueron arrestados el lunes por un operativo de la Policía Nacional que realizó cinco registros domiciliarios simultáneos. El dispositivo dio por desmantelado un supermercado de la droga enclavado en una vivienda de la calle Alt.
Según indicaron fuentes policiales, en esta vivienda los agentes intervinieron diversas cantidades de heroína y cocaína con las que se podrían haber distribuido hasta 8.000 dosis de droga.
Las mismas fuentes explicaron que la casa estaba provista de una ‘narcosala', punto que utilizaban los compradores para consumir las sustancias.
Drogas y 13.000 euros
Durante la operación antidroga, llevada a cabo por una treintena de agentes de la comisaría de Ibiza, pertenecientes a las Brigadas de Policía Judicial y Seguridad Ciudadana, dirigidos por la Udyco, además de las drogas se incautaron cerca de 13.000 euros, dinero que se encontraba muy fraccionado en billetes y monedas, así como una pistola simulada, varias armas blancas y bastones, así como material para la manipulación y transformación de la droga.
En uno de los registros se constató que la vivienda estaba preparada para la venta de droga en su planta baja, mientras que el primer piso se destinaba a una sala de consumo.
La Policía Nacional estableció dispositivos de vigilancia y seguimiento de manera discreta, en diferentes días y franjas horarias, que permitieron concretar el inmueble que se estaba utilizando como punto de venta de droga.
Los implicados actuaban de forma muy coordinada
La investigación de la Udyco corroboró que los implicados formaban una estructura coordinada.
Así, unos vendían la droga, otros se dedicaban al control del flujo indicando a los toxicómanos cuando podían acceder, otros realizaban labores de seguridad en los alrededores para detectar la presencia policial y, por último, había personas dedicadas a guardar las ganancias económicas procedentes de la venta.