Mañana es día 1 de diciembre. El Día Internacional de la Lucha contra el SIDA. La enfermedad provocada por el VIH (Virus de inmunodeficiencia humana) ha provocado millones de muertes desde su aparición en los años 80. Además, desde su identificación ha sido una fuente de discriminación hacia las personas que la padecen. Si bien 40 años después de la aparición de este virus no se ha logrado conseguir una vacuna contra el VIH, sí que la evolución de los tratamientos permite, al menos en los países desarrollados (no hay que olvidar el azote que sigue suponiendo el SIDA en el continente africano), a las personas afectadas mantener una vida más o menos normal.
Álex [nombre ficticio] es un ejemplo de ello. Se contagió hace seis años y, aunque ahora vive una vida totalmente normal, «quitando el momento covid que nos está afectando a todos», sí recuerda como en el momento en el que le comunicaron que era positivo en VIH lo pasó realmente mal. El primer contacto que tuvo con el VIH-SIDA fue a través de una pareja que tuvo, que tenía el virus (no se contagió con esta persona), y le habló de él. Álex es joven. Tiene 30 años y no vivió lo que supuso este virus en los años 80 y 90, por lo que era una enfermedad que no tenía especialmente en cuenta: «Era algo completamente ajeno a mis pensamientos en ese momento; no era consciente de haber tenido relaciones de riesgo cuando me enteré. No me lo esperaba y pasé una época bastante mala», se sincera Álex.
Esa «mala época» en la que todo eran dudas sobre el futuro de su salud, de sus relaciones y «toda una serie de pensamientos que no puedes frenar» le llevó a volver a Ibiza. Aquí empezó un proceso que le llevó de la incredulidad del momento («vivía como en una burbuja de analíticas, pastillas…, era como que no me estaba pasando a mí», relata este joven), a cambiar su mentalidad y «a estar mejor conmigo mismo». Todo este proceso lo hizo de la mano de ALAS (Associació de Lluita Anti-Sida de les Illes Balears) y de todo su círculo familiar y social, que le apoyó desde el principio. Hoy se esfuerza en transmitir el mensaje de que «por muy negro que se vea todo al principio, muy pronto ves que puedes hacer tu vida con toda normalidad» y anima a cualquier persona con cualquier duda o inquietud en cuanto al VIH que se acerque a la asociación ALAS Ibiza a reclamar información.
A nivel social, ha tenido la suerte de no haber sufrido ningún tipo de discriminación: «Ahora hay mucha información y la gente está concienciada», según explica, aunque sí reconoce que todavía se puede detectar cierta estigmatización por parte de algunas personas. «Personalmente he tenido mucha suerte gracias a la gente que me rodea, pero hay quién se resiste a contar su situación por miedo a la reacción de los demás, o en el trabajo», según relata.
Álex no tiene SIDA, tiene el VIH. La diferencia es importante ya que, aunque es portador del virus, no está enfermo. Con los tratamientos antiretrovirales existentes actualmente se controla la carga viral hasta el punto de que llega a ser prácticamente indetectable. A la vez, se controlan las defensas (las CD4 concretamente), a las que el virus debilita, para que estén por encima de un nivel de entre 400 y 500. En el momento en el que estas defensas están por debajo de 200 es cuando se puede hablar de que el paciente tiene SIDA. El cuerpo con las defensas tan bajas puede ser víctima de las llamadas ‘enfermedades oportunistas', que aprovechan esta debilidad para atacar. No es su caso ya que el tratamiento antiretroviral, que se basa en una pastilla diaria cada noche, mantiene el virus a raya y le permite disfrutar de una vida totalmente normal. «Solo me acuerdo que tengo VIH por la noche cuando me toca tomar la pastilla», explica.
Considera que falta conciencia por parte de la gente joven. «Es verdad que hay mucha gente que no acaba de ser consciente de que esto existe o que simplemente piensa que no les va a pasar y tienen relaciones de riesgo sin protección», explica y no se queda en el VIH-SIDA sino que advierte de «hay que tener en cuenta que hay todo un catálogo de enfermedades: hepatitis, herpes, gonorrea…». «El preservativo es el arma más eficaz para no contraer el VIH», sentencia con rotundidad y anima a hacer uso del preservativo para tener relaciones sexuales seguras.
La pandemia del Covid tampoco le ha supuesto una preocupación extra desde su situación. De hecho, se siente con un ‘plus' de tranquilidad ya que “al tener las defensas estabilizadas y controladas, eres consciente de ser una persona sana que puede combatir cualquier enfermedad que te pueda venir”. Reconoce que al principio sintió inquietud y consultó tanto a ALAS como a su doctora y le confirmaron que el hecho de tener VIH no le convierte en paciente de riesgo. «Obviamente no me gustaría coger el coronavirus, pero no le tengo más miedo del que cualquiera le pueda tener. De hecho me siento bastante tranquilo», concluye.