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Herederas de la forma de tejer ‘gonelles' al modo tradicional de Ibiza

Nuria Costa Reverter, de sa Colla de l'Horta de Jesús, enseña a todo aquel que lo desea cómo funcionaban los telares donde siglos atrás se hacían los trajes que vestían las mujeres del campo ibicenco

Aprender a usar el telar que construyó en su día Vicent d’en Jordi no es tarea fácil. Las clases que se imparten en la sede de la colla, junto al Espai Jove de Jesús, son invididuales pero hay días como el lunes en los que son necesarios la colaboración de varias personas para que todo salga perfecto y no haya ningún error. | Marcelo Sastre

| Ibiza |

La sede de sa Colla de l'Horta, justo al lado del Espai Jove del pueblo de Nuestra Señora de Jesús, guarda una joya en su interior. Se trata de un objeto que bien podría estar dentro de un museo. Se trata de un telar que hace unos años construyó el por entonces presidente del grupo y carpintero Vicent Ramón, Vicent d'en Jordi, y que desde hace tiempo se emplea para que la artesana Nuria Costa Reverter transmita una técnica tradicional pitiusa con cientos de años de historia.

Sin embargo, no se trata de un taller al uso, como el que imparte este mismo grupo folklórico de espardenyes y que sí que tiene unos días y unos horarios concretos. «La persona que está interesada en aprender esta técnica que se ha ido heredando de generación en generación en Ibiza se pone en contacto con nosotros, yo le doy una serie de consejos y clases sobre el proceso de enhebrado y luego, cuando ya tiene la habilidad suficiente y si decide seguir adelante, le damos las llaves de nuestro local al lado de la plaza del pueblo y viene de manera individual a terminar con su trabajo», resumió ayer a Periódico de Ibiza y Formentera la propia Nuria Costa.

Lo que fundamentalmente se aprende con este telar es a tejer gonella, una pieza de vestir tradicional que se empleaba en el campo ibicenco. Su origen se remonta muchos siglos atrás aunque según la Enciclopèdia d'Eivissa i Formentera desde el XV únicamente se destinó a las mujeres de Ibiza. De hecho, su elaboración requiere un método que se va transmitiendo de generación a generación y que no es precisamente nada sencillo.

En el caso de Costa Reverter ella tuvo su primera experiencia en este campo durante un curso que impartió la colla Brisa de Portmany de Sant Antoni en 1999. Allí sus particulares profesores fueron tres de las personas que más conocimiento tienen sobre las tradiciones pitiusas, Toni Tur Sendic, Pep Vergeró de Sant Antoni y Jaume Escandell de Formentera. «Fue una de las experiencias más bonitas que he hecho en mi vida y me gustó tanto que pensé que antes de que se acabara perdiendo y desapareciendo como otras muchas cosas de las tradiciones ibicencas teníamos que poner en marcha algo parecido en nuestra Colla de l'Horta de Jesús».

Dicho y hecho. En torno al año 2000 consiguieron convencer a Vicent d'en Jordi para que construyera un telar. Lo hizo inspirándose en uno pequeño de lana con muchos años de historia que tenía una señora ibicenca que se llamaba Antonia aunque en su caso fue un modelo experimental fabricado en madera y metal. «Lo conseguimos y estamos muy orgullosos de que esté funcionando, sirva para dar clase y se pueda mostrar al público porque así los residentes en la isla y los turistas pueden ver cómo funcionaban aquellas máquinas con las que hasta no hace mucho tiempo se tejía y se elaboraban las telas que después se utilizaban para confeccionar vestidos tradicionales de la vida ibicenca», confirmó Nuria Costa Reverter.

Ahora las particulares clases que imparte la artesana son individuales aunque durante algunos días, como en el caso del lunes por la tarde, necesita algo de ayuda. Es para participar en el proceso previo de medir el hilo y colocarlo bien tenso «y así poder saber cuantos metros de tela son necesarios para el largo y para el ancho de las piezas finales» y para «los hilos que hay que introducir con mucha habilidad por el peine».

Después llega el proceso de saber emplear el pedal en el que también entra en juego la habilidad de la persona que lo usa. Y es que gracias a él se levantan los hilos que previamente han pasado uno por debajo y otro por arriba. «Es un trabajo muy gratificante, que te mantiene la mente ocupada pero en el que también es necesario estar muy pendiente para que todo salgo lo mejor posible», confirmó Costa Reverter.

«No hay muchos jóvenes»
Lamentablemente no hay muchos jóvenes que estén interesados en las clases que imparte sa Colla de l'Horta de Jesús a pesar de que la gonella forma parte de la historia de la vestimenta de la mujer ibicenca desde hace muchos siglos.

Un trabajo laborioso y que requiere habilidad. Aprender a usar el telar que construyó en su día Vicent d?en Jordi no es tarea fácil. Las clases que se imparten en la sede de la ?colla?, junto al Espai Jove de Jesús, son invididuales pero hay días, como el lunes, en los que es necesaria la colaboración de varias personas para que todo salga perfecto y no haya ningún error.

Algo que se debe según explicó Nuria a que es una labor que necesita tiempo y eso es precisamente de lo que más carecemos en los tiempos actuales. «Es cierto que he enseñado a alguna mujer de menos de 40 años pero desgraciadamente son las menos porque la mayoría no tienen tiempo si se tienen que encargar de los niños, la casa y sus trabajos y solo a partir de que los pequeños se van haciendo mayores y tienen mayor indepedencia pueden empezar a venir».

La 'gonella', clave en la historia pitiusa

Según la Enciclopèdia d'Eivissa i Formentera, con el nombre de gonella se conocen los tres modelos indumentarios femeninos ?negro, blanco y de color? que han llegado hasta comienzo del siglo XXI como representativos del traje tradicional de Ibiza. Sin embargo, hay quien considera que da nombre únicamente al negro, el más antiguo de los que se muestran en el ball pagès.

En su origen era propia de hombres y mujeres hasta que en la segunda mitad del siglo

XV quedó destinada únicamente para el género femenino. Posteriormente, en documentos notariales de los siglos XVII y XVIII hay registros de que se empleaba tejidos como la lana, el pardo o la estameña, en colores como la almendra, el negro cuervo, el aceite o la frígola y que contaba con más o menos ornamentos dependiendo del estrato social.

Los testimonios gráficos más antiguos de gonelles se remontan a las que aparecen en las pinturas de 1763 del púlpito de la iglesia de Sant Josep y que son similares a las del púlpito de la iglesia de Sant Antoni, tristemente desaparecidas. También se pueden ver en el grabado Payesa ibicenca de Juan de la Cruz Cano y Olmedilla, sobre un dibujo de Antonio Carnicero, de 1777.

Mientras, la gonella negra, la más conocida y respetada por los ibicencos, fue descrita por primera vez por A. Flores, el cronista que acompañó en 1860 a Isabel II en su viaje a las Baleares. Lo hizo como «un saio de tejido de lana gruesa que ceñía y oprimía el cuerpo femenino desde la cintura hasta los pies». Además, el Arxiduc Lluis Salvador escribió «que las mujeres vestían una especie de chaleco o jubón negro ajustado al cuerpo y unas faldas llamadas gonelles que llegaban hasta el suelo».

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